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Las matemáticas, base importante para la psiquiatría biológica

ENVIADO ESPECIAL, Ayer por la tarde concluyó el II Congreso Mundial de Psiquiatría Biológica, que se celebró en Barcelona. Durante una semana numerosos científicos de todo el mundo presentaron a lo largo del congreso una verdadera legión de comunicaciones y ponencias, que ha servido para comprobar hasta qué punto están en «mantillas» las ciencias que intentan comprender esa realidad tan compleja que es el ser humano. No obstante este hecho evidente, la ciencia mundial investiga, por las más variadas vías, tratando de comprender los complejos mecanismos del alma humana con los más variados y originales métodos y, también, con los más diversamente intencionados fines.Un ejemplo de lo variado y complejo de la investigación que se lleva a cabo en todo el mundo, desde las más originales perspectivas, lo da la realización de simposios como el que versó sobre Cibernética, teoría general de sistemas, y psiquiatría. Las ponencias presentadas en este simposio revisaron la evolución conjunta de la cibernética, de la teoría general de sistemas y de la teoría de la información. Calle Guglieti, de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, presentó «un modelo cibernético del cerebro que permite estructurar e integrar una serie de teorías y experiencias dentro del campo de la psiquiatría biológica y la neuropsicología, haciendo un especial énfasis en que el modelo es isomorfo con los mecanismos neurobiológicos fundamentales del cerebro, diferenciándose así de los modelos encuadrados en inteligencia artificial».

Esta investigación responde, en opinión de otro investigador, el científico argentino Castineira, al intento de toda ciencia de objetivar lo subjetivo. La investigación española, considerada por el investigador argentino como un ejemplo de colaboración entre la psiquiatría y la matemática, se basa en las llamadas ciencias exactas y se dirige al estudio de la biología, de la medicina y de la psiquiatría, proyectando «una imagen que objetiva muchos elementos aparentemente subjetivos de la clínica psiquiátrica».

Estamos, pues, ante un intentó más de darle al estudio de la mente humana y sus problemas el carácter de ciencias. Lograrlo sería, sin duda, abrir el camino a tremendas posibilidades de manipulación y cambio con los más diversos fines: terapia, control ideológico o político, etcétera. Pero no parece fácil que vaya a ser posible la aplicación del método científico de la fisica y la matemática al campo del comportamiento humano, donde las variables con las que hay que trabajar se multiplican por millares.

Otro ejemplo de lo que se intenta en este terreno lo ofrece una curiosa investigación de otro argentino, Everando Power, que trata sobre el tema Relación cibernética entre sexualidad y depresión. Según él, y en esto su investigación también tiene mucho que ver con los resultados del trabajo de Freud o de Wilhem Reich, se puede plantear un enfoque biocibernético entre estados depresivos y los trastornos de la sexualidad. Aplicando las leyes de la termodinámica y los principios de la entropía, concluye con una exposicion acerca de la utilidad diagnóstica terapéutica de considerar la depresión y sexualidad como dos polos de un sistema cibernético cuya interacción constante, mediante mecanismos de feed-backs, acrecienta y dinamiza los potenciales patofegénicos de la una sobre la otra.

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