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Derecha e izquierda se acusan de temer nuevas elecciones en Portugal

La derecha portuguesa tiene miedo de las próximas elecciones, sostienen los partidos de izquierda. Socialistas y comunistas encuentran un extraordinario argumento político en su favor en el empeño demostrado por los partidos situados a su derecha -socialdemócratas y demócratas cristianos- en hacer aprobar una ley electoral que obligue a los portugueses a votar, mediante la aplicación de pesadas multas en caso de abstención no justificada.Un primer proyecto del PSD en este sentido ha sido derrotado por la «mayoría de izquierda», en septiembre de 1977. En ocasión del debate sobre la ley electoral, actualmente en curso, el PSD ha vuelto a la carga, con el apoyo del CDS, proponiendo multas de quinientos escudos (cerca de 850 pesetas), que pueden ser consideradas muy pesadas en relación a los ingresos líquidos de las poblaciones rurales.

Para la izquierda es la prueba de que los partidos «de derecha» temen que las abstenciones incidan sobre todo en este sector de la población rural del interior del país, donde reclutan buena parte de su electorado. El temor de un progreso relativo de la izquierda y sobre todo de los comunistas, por el mecanismo de un fuerte abstencionismo, ha sido confesado, en anteriores ocasiones, por el presidente de los socialdemócratas, Sa Carneiro, y en parte justificado por los resultados de elecciones parciales realizadas en España escasos meses después de las legislativas.

Demócratas cristianos y socialdemócratas se niegan ahora a reconocer el hecho e intentan volver el argumento contra sus adversanos, afirmando que es la izquierda quien teme el voto de «todos los portugueses», prefiriendo imponer su voluntad a unas masas «desmovilizadas y desconcienciazadas» por el mecanismo de las «minorías activistas». Dos elecciones municipales, que se verifican el próximo domingo, cobran, en este contexto, valor de test, por tratarse de dos casos típicos y extremos: Mirandela, en el noreste trasmontano, una de las pocas ciudades de mediana importancia donde ganaron los demócratas cristianos, y Evora, en plena zona de la reforma agraria del Sur, donde la izquierda disponía de seis de los siete lugares, con predominio de los comunistas.

Comunistas y socialistas,que han adoptado una estrategia común en el debate parlamentario, hoy interrumpido para dar lugar a la discusión sobre el programa de gobierno, han presentado proyectos electorales que no se alejan mucho el uno del otro, ni de la ley actualmente en vigor. La mayoría absoluta de que disponen los dos partidos debe asegurar el fracaso de los intentos socialdemócratas y demócratas cristianos.

Nuevas deserciones en el PS

Por otra parte, los ex ministros Antonio Barreto y José Medeiros Ferreira han pedido su dimisión del Partido Socialista.Antonio Barreto, autor de la ley de bases de la reforma agraria, votada en agosto del 77, con el apoyo de socialistas y socialdemócratas, fue ministro de Agricultura del primer Gobierno Soares,después de la renuncia de Lopes Cardoso, que acabó también por salir del PS.

José Medeiros Ferreira, fue ministro de Asuntos Exteriores de Mario Soares hasta su renuncia en septiembre de 1977. «Eurosocialista» militante, Medeiros Ferreira fue el gran impulsor de la mejoría de las relaciones diplomáticas entre Portugal y España. Se distanció cada vez más de la orientación seguida por la actual dirección del PS y era apuntado como el jefe de filas del ala socialista favorable a un acercamiento con los socialdemócratas. Mostró siempre su desacuerdo en relación al pacto PS-CDS y, a raíz de la última crisis, fue varias veces acusado por los dirigentes del PS como inspirador de la corriente «presidencialista». Se, sospecha que el embajador de Portugal en Madrid, Vitor Cunha Rego, también socialista y considerado como miembro de la misma tendencia, puede adoptar una actitud idéntica a la de Medeiros Ferreira.

Los dirigentes socialistas no se muestran preocupados con esta nueva disidencia, que, según afirmaron, tendrá «aún menos impacto en el partido que la de Lopes Cardoso», que cuenta hoy con tres representantes en el Parlamento.

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