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Mitterrand apoya el ingreso de España en el Mercado Común

En unas declaraciones retransmitidas por la emisora Europe I, el secretario del Partido Socialista, Francois Mitterrand, se declaró en favor del ingreso de España en el Mercado Común, y también «ferviente partidario» de la «unión de las fuerzas populares de la izquierda». Ayer, el Partido Comunista le respondió con un vivo ataque haciendo referencia al tiempo en que los socialistas -afirmó el matutino comunista LHumanité- «fueron los mejores defensores de todos los privilegios del régimen. »

Al indicar que su partido es favorable a la ampliación de la Comunidad a España, Grecia y Portugal, Mitterrand solicitó que las condiciones económicas de adhesión sean examinadas lo antes posible.

Este examen, dijo Mitterrand, debería hacerse en el Parlamento a fin de que «la incorporación que desean esos países represente un bien para la Comunidad Económica Europea y no una ruina para nuestros productores».

La teoría de que la adhesión de España, Portugal y Grecia a la CEE causaría la ruina de los agricultores franceses es sostenida por el Partido Comunista francés y por los neogaullistas de Jacques Chirac.

Hasta el mes de julio pasado, los socialistas compartían, aunque en forma un poco más moderada, la oposición de esos grupos a la ampliación de la Comunidad. A fines de ese mes, tanto los socialistas como los comunistas pidieron al Gobierno del primer ministro Raymond Barre que convocara a la Asamblea para discutir el tema, a lo que el premier se negó.

Simultáneamente, el PCF organizó el 29 de julio una «jornada de lucha» en el sur de Francia. Anteayer, en un nuevo recrudecimiento de su campaña, los comunistas convocaron una «semana de acción» en la zona para que la población agrícola adquiera conciencia de los «peligros» de la ampliación comunitaria.

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Mitterrand reclama la unidad de la izquierda francesa

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En cuanto a la izquierda, Mitterrand no hizo más que repetir sus bien conocidas tesis: «Yo creo con todas mis fuerzas -dijo- que la unión de la izquierda, la unión de todas las fuerzas populares, es la única arma de que disponemos para dotar a Francia de un sistema más justo, para acabar con la iniquidad del actual sistema político y económico.»

«El Partido Socialista -añadió-, cumplirá la función para la que fue constituido: será el gran reagrupador. Hay que crear una dinámica suficiente para que las fuerzas populares sientan la necesidad de la unión. »

Ayer, LHumanité, órgano de expresión diario del Comité Central del PC francés, continuando una polémica que dura ya once meses, desde que se dinamitó la Unión de la Izquierda, el 19 de ieptiembre pasado, acusó a los socialistas de continuar «su» política «de cuando eran los mejores gerentes de los intereses de los privilegiados de este régimen».

Pero el Partido Comunista sigue prohibiendo a los militantes que no repiten las tesis oficiales del comité central expresarse en su prensa y el Partido Socialista, apelando, asimismo, a la «base», sólo tiene un «portavoz» único, Francois Mitterrand. El Partido Socialista está dividido, sin embargo, en cuatro facciones dominantes, todas ellas en desacuerdo sobre la estrategia a seguir respecto de los comunistas.

Así, se da el caso de que toda la izquierda, incluidos el Comité Central comunista, los disidentes del partido (Elleinstein y Althusser), el secretario general socialista, las facciones socialistas (cristianos progresistas de Mauroy, socialdemócratas de Rocard, leninistas del CERES y los «históricos» ligados al republicanismo tradicional de Mitterrand), coinciden en afirmar que la «unión de la izquierda» es «deseable» y la « única estrategia posible de la izquierda». Pero todos también se muestran en perfecto desacuerdo al analizar qué «es» la «unión» y sobre qué «base» (social, democrática y política) debe «realizarse».

Socialistas de diversas tendencias consideran que la «unión» es imprescindible, pero hay socialistas en el secretariado general que estiman que la «unión» de los comunistas es «imposible» (este es el caso de Martinet y Rocard, enemigos tradicionales del PCF, que a su vez los acusa de «socialtraidores»). Hay otros socialistas, también en el secretariado general, que estiman que las «tendencias socialdemócratas» del propio partido son «peligrosas»; así lo afirman, por lo menos, Chevenement y los leninistas del CERES. Hay, finalmente, miembros del secretariado general que reclaman la «unión» en la izquierda, como los «históricos» de Mitterrand. Contra ellos el PCF desencadena su batalla verbal acusándolos de «proyectar convertirse en la solución del capitalismo para ayudar a la burguesía a salir de la crisis».

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