El episcopado italiano deplora las especulaciones sobre la elección del sucesor de Pablo VI
Por extraña coincidencia, en la misma jornada en que toda la prensa Italiana dejó de publicar versiones sobre los candidatos papables, L'Osservatore Romano reprodujo en su primera plana un artículo de severa crítica a las fantasiosas especulaciones sobre la sucesión. El diario del Vaticano transcribe textualmente una nota firmada por monseñor Ersilio Tonini y publicada en el periódico Avvenire, órgano de la Comisión Episcopal italiana.
Recuerda el prelado el interés que ha desatado la sucesión papal en todos los ambientes, incluidos los políticos y los culturales. Una referencia especial le merecen las apuestas sobre los nombres de los papables, abiertas en Londres «con un esprit des finesses muy poco inglés». Dice que «es más que legítimo que los hombres, aun los no creyentes, aquellos mismos que se han sentido beneficiados y admirados por la acción del Pontífice difunto, expresen ahora sus expectativas por un Papa cercano a los hombres, comprometido a fondo por la causa de la paz, abierto a los problemas del mundo y no sólo de la Iglesia». Con ligera ironía describe la actitud de los diarios, que primero formaron dos sectores, el de los conservadores y el de los progresistas, para, después, hacer otras subdivisiones, como conservadores de extrema derecha, conservadores iluminados, progresisitas moderados (o reformistas) o decididamente innovadores.La tesis de fondo del artículo asegura que «no es verdad que el protagonista de la elección del Papa sea el Colegio de Cardenales, con ellos (los purpurados) sobre la escena aun cuando se hallen en el secreto del cónclave, y el resto del mundo haciendo de espectador, como si se tratase de una especie de consejo de administración de una gran empresa que elige a su presidente. El verdadero protagonista, sostiene, es Otro. El que ha de conferir los poderes y confiar la Iglesia a los cuidados del nuevo Papa es Cristo. La opinión del diario vaticano, si bien indirectamente expresada, sale al paso a la infinidad de especulaciones que se lanzaron en los últimos días sobre el nombre ¿el futuro Papa y las negociaciones que desarrollarían los cardenales para llegar a un acuerdo.
Con la sesión de ayer, que duró dos horas y cuarenta minutos, Y fue una de las más prolongada, el Sagrado Colegio de Cardenales ha celebrado ya diez congregaciones generales como preparación del cónclave que se iniciará el próximo viernes. Hoy será día de reposo y volverán a deliberar el lunes a partir de las once de la mañana.
Con el oficio de hoy concluye el novenario en sufragio del papa Pablo VI. Será oficiado por las iglesias del rito oriental y la concelebración, en idioma armenio, será presidida por el patriarca de Dilicia de los Armenios. Henaiak Pierre Ghedigalan. En la noche de ayer, también en la basílica de San Pedro, se ofició el octavo novenario, a cargo de las órdenes religiosas y de los institutos seculares. Presidió la concelebración y leyó la homilía el secretario de la Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, monseñor Agostin o Mayer. Entre los quince concelebrantes se contaron el subsecretario de la congregación, padre Basilio Haiser, y el presidente del consejo de presidencia de la Unión de los Superiores Generales, padre Pedro Arrupe, que también es prepósito general de la Compañía de Jesús.
El ejemplo del padre Arrupe
Precisamente del padre Arrupe es de quien toma hoy el diario democratacristiano Il Popolo algunas orientaciones para sugerirlas como indicaciones en espera del nuevo Papa. Dice que para la elección es preciso tener en cuenta la opinión de los millares de religiosos esparcidos por todo el mundo. Entre ellas les otorga particular autoridad a las que provienen de los jesuitas.
Recuerda el periódico que esa condición le viene al padre Arrupe de haber sido padre conciliar, de haber participado en cinco sínodos y de las dos funciones que desempeña. Dice Il Popolo que las bases del pensamiento de Arrupe sobre el futuro de la Iglesia son el servicio al mundo contemporáneo y la culturalización como vía necesaria para llegar hoy a la evangelización. Agrega que el general de los jesuitas llama a construir con urgencia una «sociedad del suficiente» en contraste con la era del consumo, «que nos empeña en una solidaridad también efectiva con los pobres». Sobre el principio de la culturalización, la define como «encarnación de la vida y del mensaje cristiano en un área cultural concreta».
Il Popolo repite otros conceptos de Arrupe: «Por ejemplo, aquí, en Roma, tenemos una gran necesidad de culturalización, con esta juventud, con estos obreros, con estos ateos, con estos intelectuales, con estos drogadictos, a los que a menudo no hay forma de trasmitir el mensaje de la Iglesia. No comprenden el mensaje de la Iglesia, es decir, el nuestro, y, por tanto, es necesario hablar el lenguaje de las personas y no sólo el lenguaje, sino los símbolos. Los símbolos de la juventud son completamente distintos de los nuestros. Sobre este futuro, los religiosos quisieran encaminar la Iglesia católica. Para este futuro ellos aguardan al nuevo Papa.»
Las previsiones materiales para aislar a los cardenales ya han sido adoptadas, y aun desde el exterior de la plaza de San Pedro pueden observarse algunas construcciones improvisadas, levantadas en el interior de los palacios vaticanos, para impedir el acceso al recinto del cónclave. Con relación a los preparativos, persiste aún una duda. El papa Pablo VI había abolido la tiara como símbolo pontifical. Los servicios protocolarios aún no han determinado cómo se desarrollará ese rito de la coronación. Sin embargo, el coro de la capilla Sixtina continúa ensayando el canto Corona aúrea super caput eius, que tradicionalmente se entonaba la solemne ceremonia de la coronación.
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