Economía de mercado y política de suelo
Desde que el padre de la ciencia económica que, al igual que el de todos los hombres, también se llamaba Adán, formuló hace doscientos años, su teoría sobre el mercado. mucho se ha escrito sobre las ventajas, todavía vigentes de tal institución.De acuerdo con A. Smith, el mercado funciona de forma tal que su «mano invisible». la del mercado no la del señor Smith obra el milagro de que lo que es conveniente para el individuo aislado es. asimismo. conveniente para la comunidad como un todo. Libertad individual Y bienestar colectivo quedan así aunados a través de un sagrado e ineludible vínculo. Con frecuencia se olvida. no obstante. que el genial escocés defendió la libre competencia como un arma eficaz de los consumidores contra los empresarios. a los que imaginaba confabulándose sin descanso contra los primeros para subir los precios. El mercado tiene sus leves. y cuando no se dan ciertos requisitos. hace más daño que beneficio.
Difícilmente se puede encontrar un ejemplo mejor que el suelo como bien cuya asignación no debe ser encomendada al mercado.... salvo que se pretenda el enriquecimiento de los propietarios del espacio.
El suelo es un bien de primera necesidad. va que cualquier actividad humana. hasta el mero existir exige su utilización. Sus posibilidades de intercambio se encuentran fuertemente restringidas por la falta de movilidad. No se puede importar suelo. y si bien las actividades y las personas se pueden trasladar. ello no siempre es fácil.
De otro lado. para que el mercado funcione satisfactoriamente es necesario que el precio no pueda ser manipulado ni por los oferentes ni por los, demandantes y ello se consigue sólo cuando unos y otros son muchos. En el mercado del suelo no se da este «elemental» requisito. Si al carácter de bien Imprescindible se añade el que los afortunados poseedores de suelo son pocos no se precisa demasiada imaginación para deducir la resultante en un mercado «libre».
Aun suponiendo que no se diesen las circunstancias anteriormente aludidas. de por sí va suficientes como para rechazar al mercado como instrumento idóneo para satisfacer las necesidades de espacio de una comunidad la mera Iey de la oferta y la demanda seguiría siendo perniciosa. y ello porque en la utilización del suelo se producen unos efectos que los economistas. siguiendo a A. Marshall. han dado en llamar «externalidades».
Las «externalidades». economía o deseconomía externas. son. por decirlo de alguna forma la vertiente social de la actividad económica de los individuos, No hay liberal. por muy liberal que que pueda librarse de esta cruz.
Cuando una inmobiliarla decide el aprovechamiento exhaustivo de un solar. mediante el aumento de los metros cúbicos construidos. incurre en ciertos costes: mano de obra. materiales. energía. etcétera. que repercute en el precio de venta. pero la inmohílitiria o los usuarios del edificio en cuestión originan sobre el resto de la comunidad otros (_ostes. como son el incremento del ruido. de los humos y de la congestión de tráfico. la consiguiente reducción del tiempo de ocio útil. etcétera.
Estos últimos y nada despreciables costes no los repercute el empresario en el precio, pero la comunidad los soporta. Si se implantara algún mecanismo para transferir al empresario las citadas deseconomías externas. el precio (le venta aumentaría Y al ser más costosas. las torres de pisos tendrían una menor demanda. apareciendo otras formas de utiliiación del suelo.
Tales efectos negutivos adquieren en el caso del proceso de urbanización una mayor gravedad por cuanto los costesson inextinauibles a lo lario del tiempo. Es muy diflicil q tie los madrileños actuales y futuros puedan liberarse de los costes sOciales generados por la Torre de Valencla o el estadio del Manzanares.
La dedicación del suelo a zonas Verdes. parques. campos de deporte,,. etcétera. es un ejemplo de todo lo contrario. El individuo se benel-tc1a. al menos en parte. de la zona verde. aunque incluso no llegue a pisarla. .
La existencia de externalidades es un problema nosólo importante. ,,ino de !_,ravedad creciente a medida que. como consecuencia del desarrollo económico. se acentúa el !_,rado de urbanización de la poh1ación. La contaminación del medio ambiente es la mejor prueba de que la,, externalidades están le1()s de constituir una cuestión haladí.
.-~Plicando estrictos criterios de economía de mercado. salvo quese lles-,ue a extremos de un liberalISMO a ultranza que sólo ha existido en lo,, libros. la intervención de los representantes de la comunidad en la política de asignación de la tierra a la satisfacción de las distintas necesídades humanas -vivienda. esparcimiento. producción de al]mentos- resulta. por tanto. ineludible.La afirmación de que el mercado del suelo no ha sido libre, sino intervenido por la Administración y que ese intervencionismo ha sido la causa de la mala utilización del espacio. es una afirmación cierta, pero.. en el fondo, es una afirmación falaz.
El suelo en España se ha venido dedicando a los usos que individual. no socialmente. resultaban más rentables dentro de la más pura lót_,Ica de la economía de mercado. Lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo es que los distintos ón-,anos de la Administración (los hasta hace poco Ministerios de A_-ricultura. Obras Públicas, Vivienda. etcétera, y sobre todo los avuntamientos) eran intermediarios. pero para facilitar ese proceso de asígnación. «por subasta^ del .suelo. Así. por ejemplo, si, de acuerdo con los intereses capitalistas privados. había que expulsar a las famillas de un trozo de suelo, como ocurrió en el barrio de Pozas. de Madrid.para construir unos y la reniabilidad a coriopla:o quienes deciden. La Administración central y/,o. preferentemente y. local son meras correas de transmisión.
Reclamar. por tanto. a estas alturas los principios del mercado libre para el suelo resulta. dentro de la óptica del bienestar de la comunidad. ilógico. Y desde el punto de vista de ¡a realidad social de ¿,Iq~lí,~th()r¿i,,sar-cást-ico... - 1 11
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