Tener hijos

Al escribirle estas líneas trato con ellas de defender la felicidad de mi matrimonio, de mi familia y también la de aquellas familias que funcionan como la mía.Le explicaré: antes tenía siete hijos y el que motiva esta carta hace el número ocho; mi mujer y yo somos muy felicesy no digo nada de mis hijos, que siempre están esperando a otro nuevo hermanito. Soy de los que piensan que es mejor tener un hijo que un televisor, una nevera o un coche mejor... Y no crea que nado en la abundancia... Soy obrero y el llegar equilibrado económicamente a finales de mes es una verdadera odisea, pero, en fin, mi familia es muy feliz con estos equilibrios; nos reímos, nos queremos; en definitiva, no lo pasamos mal.

Bueno, pues, como le decía, en el último parto lo ha pasado muy mal mi mujer, y después de traer otro español al mundo, precisamente en la clínica de. La Paz, una señorita vestida de enfermera me presentó unos papeles para que los firmara... Por lo visto se trataba de autorizar le pusieran a mi mujer un aparatito para que no pudiera tener más hijos, y si los quería tener había que quitarle el aparatito. ¡Qué manejos! ¡Qué guarrería! Bueno, con perdón de los cerdos, ya que si a éstos los castran es en contra de su voluntad, ¿a dónde vamos a llegar?

Señor director, perdone el vocabulario, pero es que estamos descendiendo a un nivél más bajo que los propios productores del jamón. Yo les pido a esos «castradores» que si ellos desean esto,que lo practiquen en su familia, a ver si de este modo se extingue cierto personal... Pero, por favor, a mí que me dejen tranquilo y feliz.