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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Tico Medina

En la flor revuelta y caliente que es el aeropuerto de Barajas estos días, nudo de controladores franceses que no controlan, turistas como expatriados, con quince días de felicidad empaquetados e inútiles a la espalda, en la rosa pisada y refrigerada de los vientos de Barajas -López Sancho acaba de contar también sus apuros-, encuentro a Tico Medina, al que no veía desde que se fue él a Méjico como corresponsal de televisión o cosa así.-¿Pero hombre, nos va a hablar usted de Tico Medina?

Y por qué no. Tico, con las saludes del pueblo en su cara, vital y en rústica como siempre, se va para Valencia y me cuenta que, regresado de América, hará una entrevista diaria en los nuevos periódicos de Asensio, y un programa semanal de TVE, Las buenas noticias -¿pero dónde están las buenas noticias?-, y quizá un programa de radio, ya al alba.

Hace muchos años, Tico me hizo una entrevista en el Luz Palacio (entre las varias que me ha hecho), habló él mucho más que yo, me contó del Ché y de Fidel, a quienes venía de entrevistar, y luego, en Pueblo, después de hacer mi semblanza (Larra, dandismo, tópico, cariño, etcétera), terminaba preguntándome si yo no me había equivocado de época. Bueno, Tico, pues ahora, pasados tantos años, soy yo el que tengo que preguntarte a ti si no te habrás equivocado de época.

Porque durante los años del franquismo, Tico Medina llegó a ser el ejemplo y la encarnación en carne joven y ruda del único periodismo que se podía hacer, que era exactamente el que no se debía hacer. Alguien lo ha escrito estos días con motivo de la muerte de Paso:

-Recurrió a un lenguaje audaz para dar un mensaje reaccionario.

No era eso exactamente lo tuyo, Tico, porque tú no te metías en política, pero recurriste a un lorquismo de periódico (lector siempre de tu paisano Lorca), para dar unos mensajes que no existían, que se agotaban en sí mismos. Entonces si que el mensaje era el medio, Tico, y tú lo sabes y lo sabías, Tico, porque tonto no eres, y perdona estas reflexiones que te estoy haciendo, que ime estoy haciendo, entre avión y avión, entre huelga y huelga, entre aeropuerto y aeropuerto. Te quiero decir ahora lo que el otro día rio me dio tiempo a decirte, con las prisas.

Que lo más terrible que se podía hacer en periodismo, con Franco, era coger a Bahamontes y preguntarle si se entrenaba o se iba de niñas. Y eso ya era un escándalo. Tú, por mayor que nosotros, Tico, fuiste el modelo cotidiano y peatonal del periodismo que se podía hacer y que no queríamos de ninguna manera hacer. En todo caso, hacer como que hacíamos lo tuyo, pero metiéndole ya dentro el cóctel molotov, la goma-2. No porque fuéramos más listos que tú, Tico, sino, sencillamente, porque éramos más jóvenes.

Hablamos de periódicos y revistas, en el aeropuerto. Y me dices de cierta publicación:

-Es el cóctel perfecto. Se vende porque es el cóctel perfecto.

No, Tico. Te quiero decir ahora lo que no te dije el otro día. (Dice Anaïs Nin en sus Diarios, o lo recoge de alguien, que el escritor es un duelista a posteriori, responde después, por escrito, y, no en el acto). Ni Interviu ni EL PAIS son un éxito porque sean un cóctel perfecto. No son un cóctel afortunado de muchas cosas. Son una sola cosa: información.

Por lo que se refiere al semanario -dejemos este periódico, por rubor-, Tierno Galván ha hecho una de sus buenas definiciones:

-Me gusta porque practica tanto el sensacionalis mo negativo como el sensacionalismo positivo, y no como otras.

No te voy a dar ahora un consejo, Tico, con este calor, con estas prisas, a ti que tienes muchos más años de oficio que yo en la cosa, pero temo -como temías tú antaño de mí- que puedas ser un hombre de otra época y te agradezco lo que a veces me ayudaste, con unas palabras directas y sueltas como monedas: hemos vivido muchos años -sobre todo vosotros-, de no informar, de sublimar la nada, de dar gato retórico por liebre crítica.,Ahora yo hago crítica de personas y otros crítica de ideas, o a la inversa. No hay cóctel, Tico, en los éxitos periodísticos que hemos comentado, al margen de la catástrofe periodística general: hay sólo dos componentes, que vienen a ser uno mismo: informar y criticar. Buen viaje, Tico.

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