"Las Fuerzas Armadas no caerán en la trampa de la provocación"
«Es preciso que sucesos tan trágicos no puedan ser objeto de manipulación por ningún grupo, que no se juegue con restos mortales que deben ser sagrados, ni que ceremonias religiosas se conviertan en plataformas políticas», afirma el vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, en un mensaje hecho público a últimas horas de la noche de ayer. Tras expresar su repulsa por los crímenes y trasladar la condolencia a las familias de las víctimas, el teniente general afirma, entre otras cosas:
«Estos criminales atentados pretenden romper España, quebrantar nuestra moral, lograr que el Gobierno y las fuerzas políticas pierdan los nervios, que la disención se produzca entre los españoles, que las FOP se sientan intranquilas y que las Fuerzas Armadas duden.
Pero el pueblo español estoy seguro de que no puede caer, de que no va a caer en esa trampa. La nación entera -añade-, unida como una piña, debe condenar sin ambages los actos terroristas.
Nuestra repulsa es consciente y responsable, sin arengas ni homillas. Que un silencio total, como señalé en alguna ocasión, invada a España entera como, homenaje a las víctimas y como rechazo total para los culpables. Que los creyentes recen de verdad y los que no lo sean rindan un respetuoso homenaje.
Pido a la nación, al hombre de bien español -que constituye la inmensa mayoría de nuestro pueblo-, que mire a sus fuerzas de orden público como algo suyo que vela por su tranquilidad y por la defensa de sus libertades básicas y que confíe en sus Fuerzas Armadas, garantes de su independencia, de su soberanía y del ordenamiento cívico y político que quieran darse a sí mismos.
Y por último, que no haga el juego a quienes quieren desprestigíarlas y aislarlas de la sociedad a la que sirven.
Por su parte, las Fuerzas Armadas darán pruebas, una vez más, de su proverbial disciplina, abnegación y decisión de ganar a toda costa una época de paz.
El terrorismo nos ha escogido como víctimas. Considerémoslo como un honor, pero no caigamos en su trampa, en su provocación. Nuestra entereza, nuestra voluntad de vencer, nuestra unión, nuestra lealtad al mando, nuestro acatamiento a las órdenes legítimas del poder ejecutivo, nuestra fidelidad al Rey, comandante supremo, debe prevalecer por encirna de sentimientos y actitudes personales.
Nos jugamos un porvenir de paz y convivencia entre españoles, y las Fuerzas Armadas deben ser garantes de esa libertad como depositarias de la voluntad expresa de la sociedad española. Pues bien, por encima de todos está España, que no se va a romper por eso. Cara al viento, pues, como nos enseñaron en nuestras academias y cuarteles, sin desmayos ni flaquezas, con voluntad de vencer, unidos y al servicio del pueblo español, que pide vivir en paz y en libertad. Este será el mejor servicio que podemos prestar a España las Fuerzas Armadas.»
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