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Oposición al texto de la constitución

Con la celebración, durante la noche del jueves, de una original procesión de antorchas que recorrió las calles del centro de Granada rezando el rosario, desde la catedral hasta la basílica de la Virgen de las Angustias, y el oficio de una solemne misa de difuntos en memoria de los fallecidos en la hermandad, ha sido clausurada en Granada la V Junta General de la Hermandad Sacerdotal Española, cuyos actos estuvieron presididos por el obispo misionero titular de Metre, Amadeo González. En contra de lo anunciado por los organizadores, el obispo de Cuenca, monseñor Guerra Campos, no hizo acto de presencia en la asamblea.De los debates y sesiones de trabajo de la junta cabe destacar, por un lado, la oposición prácticamente general al texto de proyecto constitucional elaborado por la comisión del Congreso de Diputados, y por otro, las graves acusaciones contra parte del episcopado español hechas por el abogado madrileño Julián Gil de Sagredo, fuertemente coreadas por aplausos por muchos de los asistentes.

La V Junta General de la Hermandad Sacerdotal Española -asociación de sacerdotes reconocida por Roma e inscrita en el Ministerio del Interior, que cuenta con cerca de 8.000 miembros de toda España- fue inaugurada con una misa celebrada por casi cien sacerdotes y presidida por el arzobispo de Granada, José Martínez Asensio, quien pronunció una homilía y resaltó la necesidad de que la fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, así como el amor entre todos, sean permanente para los cristianos.

Duras críticas del obispo Temiño

El obispo de Orense, monseñor Temiño ha criticado duramente al proyecto de Constitución.Para monseñor Temiño -según informa nuestro corresponsal José Luis Platero- «constituye una maniobra baja y repugnante que se pretenda establecer unas bases constitucionales opuestas al sentir de los católicos, que forman la inmensa mayoría de la sociedad española».

En relación con los apartados relativos a la enseñanza y la familia, la pastoral del obispo Temiño, titulada «La Constitución española», señala que «es casi ficticia la libertad de enseñanza, que queda a merced del Gobierno de turno».

Se admira el obispo de cómo se juega con la profesión de católicos: «Cuando interesa no hay inconveniente en que un comunista o socialista se declare católico y que se afirme en perfecta compatibilidad entre ambas condiciones, pero cuando llega la hora de la verdad se minan los principios más sagrados del catolicismo.»

Concluye el obispo que «mal parada queda la familia en la Constitución», y hace un llamamiento a «senadores, diputados y votantes creyentes que deben pensar seriamente ante Dios si pueden prestar apoyo a la Constitución tal cual figura en el proyecto».

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