El Madrid consiguió el título por tercera vez con secutiva
El Real Madrid ganó por tercera vez consecutiva la Copa Intercontinental al superar en los últimos segundos del partido decisivo al Obras Sanitarias local. Después de un primer tiempo en que jugó muy mal y fue inferior en defensa a su rival, se recuperó en la continuación y, tras aprovechar mejor los repartidos errores arbitrales, se benefició del grave fallo del Obras al perder un balón en su poder tras una personal de Walter. Prefirió sacar de la banda, no supo retenerlo y Prada consiguió la canasta del triunfo que le permite al campeón europeo igualar en el historial del torneo al Ignis de Varesse italiano, actual Mobilgirgi, que sólo fue cuarto, al perder con el Sirio brasileño, y al Gloodyear Akron norteamericano.
El Madrid ganó el partido final y, con él, la, Copa Intercontinental, pero sudó demasiado para conseguirlo.Su mala defensa de la primera parte y la precipitación en el tiro ante la mejor vigilancia rival, le hicieron llegar al descanso con once de desventaja, 43-54, que en la continuación se aumentarían aún más, hasta los quince -47-62- a los dos minutos. Menos mal que entonces el Obras cometió su primer error, al sustituir a Rafaelli por Romano -lo que aprovechó Brabender, su par- y, en ocho minutos más el equipo blanco pasó a dominar en el marcador por 72-7 1. El cuadro local ya no se escaparía más en el marcador., pese a que Cadillac, su, primer base, no fue casi nunca frenado en sus entradas por Corbalán o Cabrera, que se turnaron.
El Madrid no supo bloquear debajo de la canasta propia y tampoco ganó rebotes. Se confirmó la necesidad de una ayuda para Rullán y el fichaje de Meister. La pena es que se deba prescindir de un luchador, muchas veces con gran acierto, como es Coughran.
En la primera parte, con defensas al hombre, al igual que durante todo el partido, sólo Walter, con doce puntos, y Brabender, con ocho, mantuvieron el tipo ante un Obras que no necesitó encestar desde media distancia -únicamente Perazzo-, sino que entró como quiso bajo el cesto por medio del hábil Cadillac. El Madrid ni siquiera aprovechó su descanso, y la entrada de Pellandini, más frío, pues sus basesno se centraron y Rafaelli tuvo a raya a Brabender. En las restantes parejas, Walter empataba con Perazzo y Coughran perdía algo con Gilson. Rullán, cuando empezaba a poder con Aguirre, tuvo que enfrentarse con el americano Wasley, un gran marcador.
El mérito del Madrid, aparte de aprovechar la entrada de Tromano, fue seguir ya el ritmo del Obras cuande, volvió Rafaelli, y pese a que sus hombres se cargaron de personales. Corbalán estaba con la cuarta desde el minuto diecisiete de la primera mitad y fue expulsado en el veintisiete, cuando Brabender cometió su cuarta. A los 32 y 34, Walter y Rullán pasaron al borde de la eliminación, perc) el pivot mandaba ya bajo los cestos y tres contraataques pusieron al Madrid en una sintomática ventaja (88-8 l).
Sin embargo, el Madrid no tenía su día, y al marcharse Rullán, los minutos finales fueron igualadísimos. A falta de un minuto Prada falló un tiro libre, pero no Aguirre los dos suyos, que pusieron a treinta segundos del término a su equipo con un punto de margen, -103-102-En el ataque del Madrid falló Brabender el tiro y, además, hubo personal de Walter, la quinta. El partido estaba en manos del Obras, pero al decidir sacar de banda, en lugar de lanzar a canasta la personal, cometió el error decisivo. Quizá de haber tirado con tres posibilidades y un porcentaje anterior de aciertos muy elevado-, al menos hubiese conseguido un punto, que les aseguraba el empate. De anotar los dos, incluso el triunfo. Pero sacó de banda y lo hizo muy mal, pues en lugar de adelantarse para evitar elpressing madridista, hizo un pase de balón muy arriesgado, y Perazzo salió fuera con él. Pudo haber sido empujón y personal, pero muy discutible. El hecho real es que hubo equivocación, y en casos así no se puede depender de los árbitros, menos aún tratándose de los lamentables Spada y Reinoso.
El Madrid, con doce segundos a su favor, hizo una entrada a canasta y Prada encestó los dos puntos decisivos, a falta de dos segundos. La verdad es que fue justo, aunque apurado, pues tuvo el mérito de remontar una s1tuación desfavorable en un ambiente, lógicamente, en contra también, aunque siempre correcto.
El Sirio, tercero
En el partido que decidió el tercer puesto del torneo -decidido ya el último para la lamentable Universidad de Rhode Island-, el Sirio de Sao Paulo derrotó al Mobilgirgi por 112 a 92.
El equipo italiano, que ni siquiera alineó en esta ocasión a Yeallverton, cerró así oscuramente su actuación en el torneo.
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