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Se buscan soluciones a la escasez de agua de Benidorm

Benidorm tiene en invierno una población de 70.000 habitantes que se ve multiplicada en los meses veraniegos hasta llegar a los 250.000. El consumo de agua pasa de unos 160 litros por segundo en invierno a los 450, casi quinientos litros, del verano. De ellos, cuarenta litros proceden de un pozo propiedad del Ayuntamiento. El resto lo obtienen de las fuentes del Algar y del pantano de Guadalest, dentro del consorcio de aguas de la Marina Baja, formado por todos los pueblos de la comarca, que destinan fundamentalmente las aguas para consumo agrícola, excepto Benidorm, cuyo principal consumo lo hace el turismo.Para paliar el problema inmediato del abastecimiento de Benidorm durante este verano, el Ayuntamiento está llevando a cabo gestiones con los regantes de Callosa, localidad próxima, y en cuyo término municipal se hallan las fuentes del Algar, acuífero natural de cuyas aguas se surte el pantano de Guadalest. También se hacen gestiones con pozos particulares de Callosa y se está a la espera de conocer los resultados para saber si este verano la villa turística tendrá o no restricciones de agua. Según comunicó el alcalde de Benidorm a EL PAÍS, «con los caudales de que disponemos hasta el momento, tenemos garantías de que habrá agua hasta finales de agosto. Es posible que durante este tiempo continúen las restricciones, aunque en menor medida de las que hay en la actualidad ».

Obras Públicas se lava las manos

Para el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, la solución inmediata a los problemas del verano habría que buscarla en la perforación de las fuentes del Algar, tema este al que se oponen decididamente los regantes de Callosa, por temor a que en la perforación las fuentes pudieran secarse y con ello pudieran perderse sus caudales para el futuro. Hace ya dos veranos, cuando el problema quedó también planteado y se hizo el intento de perforar las fuentes, la negativa de los habitantes de Callosa fue tajante y obligaron con su postura a que se retirasen las máquinas que iban a realizar las perforaciones.Entonces ya quedó claro que era un enfrentamiento entre la agricultura y el turismo y, aunque el sector agrícola nunca ha negado su ayuda y sus caudales a Benidorm, quedó de manifiesto que tampoco querían sacrificar el agua, que es también su riqueza, hasta extremos totales.

El Ministerio de Obras Públicas, según ha hecho público, «desea y espera que las soluciones negociadas entre las partes involucradas en el problema sirvan transitoriamente para la resolución del mismo, pero se considera libre de responsabilidad respecto al resultado posible de las soluciones que se adopten, aunque sigue en la mejor disposición para prestar la ayuda técnica que se le pida». Está claro que la solución inmediata para el Ministerio pasa por la perforación de las fuentes, medida que no entra en las negociaciones que se están realizando, por temor a crear problemas en la convivencia de dos pueblos vecinos, que siempre han tenido ayuda y comprensión mutua.

El sociólogo Mario Gaviria, en el estudio que realizó en 1975 sobre Benidorm, por encargo de su Ayuntamiento, y que quedó recogido en el Iibro Benidorm, ciudad nueva, ya señalaba que «los problemas graves se van a plantear a partir de 1975-76-77».

Consciente del problema, Mario Gaviria señalaba en su estudio hasta veinte posibles acciones a emprender, que debían ser tenidas en cuenta a la hora de la planificación y programación. Entre estas posibles acciones, destacaba las siguientes: conservación del equilibrio ecológico de los recursos hidráulicos; bloqueo del crecimiento de la construcción en toda la comarca de la Marina Baja; desarrollo del turismo de inviprno aprovechando las épocas en que el agua es abundante en este litoral; estudiar posibles ampliaciones de los pantanos de Guadalest y Amadorio; posible construcción de nuevos embalses; instalación de una potabilizadora de agua de mar, a título experimental, que debería ser centro de investigación sobre la potabilización del agua del mar con energía solar. Y también la recepción de aguas del trasvase Tajo-Segura o del Ebro-Valencia, si bien ya señalaba Mario Gaviria que no se recomendaba esta solución, «ya que en nombre de la igualdad entre los hombres y tierras de España no se deben proseguir los trasvases de agua de unas regiones españolas a otras, empobreciendo aquellas que pierden el agua, en especial el valle del Ebro».

En reciente visita a Alicante, el subsecretario de Obras Públicas declaraba que «el problema de este verano puede ser muy grave si no ponemos remedio con urgencia. Pero lo que tampoco puede ser es que todos los veranos se busquen soluciones de urgencia posponiendo una solución definitiva que beneficie a tocla la comarca».

Para los altos cargos del Ministerio, la solución definitiva estaría en la captación de aguas de un acuífero situado a unos ochenta kilómetros de distancia, lo que supondría un costo de unos setecientos millones de pesetas o bien en el trasvase de aguas del pantano de Tous, obras que supondrían 1.400 millones de pesetas.

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