Paralizado el puerto de Palma de Mallorca

Desde las cero horas del día de ayer el puerto de Palma se encuentra totalmente paralizado, después de que el comité de empresa de los estibadores tomara esta decisión a última hora de la noche del lunes ante la intransigencia de los representantes de las siete empresas, en las negociaciones sobre la composición de las manos para la realización de los trabajos de carga y descarga de los muelles.

La decisión de ir a la huelga, que tendrá una duración de veinticuatro horas, pero que a partir del día 19 puede tener carácter indefinido, fue tomada porque los trabajadores exigen que, al igual que en los puertos de la Península, las manos estén formadas por un mínimo de nueve personas y no de cinco como lo están en el puerto mallorquín. Ante la intransigencia de los empresarios, los representantes de los estibadores se levantaron de la reunión y acordaron una huelga de veinticuatro horas.Se calcula que serán una quincena los barcos afectados por la huelga, entre ellos un buque de contenedores de la empresa Contenemar que llegó de madrugada, encontrándose la tripulación con la sorpresa de no poder bajar la carga a tierra ante la decisión de los portuarios.

Esta huelga puede producir un parcial desabastecimiento de la isla, ya que el puerto es el principal camino de llegada de mercancías.

En la tarde de ayer se reanudaron las negociaciones entre los trece representantes de los trescientos estibadores que forman la plantilla del puerto de Palma y los representantes de las siete empresas, aunque no se llegó a un acuerdo de principio, por lo que se presentó ante la Delegación de Trabajo una nueva solicitud de huelga indefinida que daría comienzo el próximo día 19 y que su pondría el cierre total del puerto para toda clase de mercancías.

Continúa el trabajo lento en el puerto de Barcelona

En relación con el conflicto que registra el puerto de Barcelona, cuyos trabajadores vienen efectuando trabajo lento en apoyo de una serie de reivindicaciones laborales, el delegado de Trabajo de la Ciudad Condal ha declarado a Efe que «el problema de fondo es que falta un auténtico hábito negociador entre las partes afectadas y el conflicto queda siempre en manos de la autoridad, que debería intervenir lo menos posible y se ve obligada a hacerlo con frecuencia».