La nacionalización del sector eléctrico
El pasado día 8 publicó este diario una interesante entrevista realizada por Carlos Díaz Güell al presidente de «Electricité de France», Paul Delouvrier. Después de afirmar que una nacionalización responde a una decisión de tipo político -cosa cierta, pero que conviene no olvidar, ya que a veces se confunden las razones técnicas con las puramente dogmáticas-, añade el presidente del ente estatificado francés que «la mayor ventaja que se deriva de un sector nacionalizado es una excelente interconexión entre zonas de las diferentes redes. Esto quiere decir que todas las redes están conectadas entre sí a través de un organismo central ...».Esto, efectivamente, es así. En el caso francés, la nacionalización de la industria eléctrica aportó esta interconexión entre zonas y la coordinación de la explotación. Pero, en contra de lo que algunos puedan creer, esta misma interconexión entre zonas y a nivel internacional, así como la creación de un centro coordinador de la explotación y de los intercambios, se consiguió en España y en Bélgica. Concretamente en España el Repartidor Central de Cargas y la Red Nacional Interconectada de transporte de energía eléctrica -a través de la cual se interconectan todos los centros de producción y -de consumo entre sí- datan de 1944, con la creación de UNESA ' antes incluso de que se nacionalizase la industria eléctrica francesa.
A continuación de la respuesta anterior se le pregunta por EL PAIS al presidente de EDF «por el grado de racionalidad que le merece un sector como el eléctrico español, con cerca de veinticinco empresas que cubren, a su vez, áreas diferentes», a lo que contesta el señor Delouvrier afirmando desconocer la organización actual de la industria eléctrica española, pero dice que «en Bélgica, país que conozco bien, existen varias cornpañías eléctricas con una interconexión casi tan perfecta como la que existe en Francia con una sola compañía. La racionalización no es un problema del número de empresas». No, no es un problema que se derive necesariamente del número de empresas ni que se resuelva exclusivamente nacionalizando. Y para comparación con Francia. ahí están los ejemplos belga y español, entre otros, para demostrarlo.
director de UNESA
