La CEE aprueba el mandato negociador para el ingreso de Portugal
Antes de fin de año, probablemente en otoño, comenzarán las negociaciones CEE-Portugal, previas a su ingreso en el Mercado Común, según decisión del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, celebrado ayer en Luxemburgo. Otros temas tratados por los nueve fueron las relaciones con los países en vías de desarrollo, la ampliación del acuerdo comercial con Yugoslavia, la situación económica internacional -con vistas al Consejo Europeo de Bremen, el 5 y 6 de junio y la cumbre de las siete primeras potencias occidentales, el 16 y 17 del mismo mes, en Bonn- y los problemas sectoriales de la industria comunitaria.
Los ministros no abordaron la situación política en Africa y en particular en Zaire. El delicado tema, que divide la opinión de los Estados miembros, será punto de discusión en la próxima sesión de cooperación política, el 12 de este mes, en Copenhague.
Poco más de cinco minutos bastaron para que los nueve dieran un si unánime a las propuestas de la Comisión Europea destinadas a modelar la adhesión de Portugal al Mercado Común. El dictamen de la Comisión Europea fue aceptado sin comentarios como base de negociación entre Bruselas y Lisboa.
Negociaciones que, es posible comiencen el 17 de octubre, con un acto solemne a nivel ministerial, entre comunitarios y portugueses.
A continuación se seguirá el mismo proceso que el practicado con las negociaciones CEE-Grecia: creación de grupos de trabajo para determinar los procesos necesarios de adaptación en cada sector económico o social; y reuniones periódicas, a escala de ministros, para analizar el avance de las negociaciones.
«Es probable que iniciemos acciones conjuntas inmediatas para reabsorver el déficit de nuestra balanza de pagos, reformas estructurales y cooperación agrícola, industrial y financiera», declaró a EL PAIS el embajador de Portugal, acreditado ante la CEE, Antonio de Siqueira Freire. La Comisión Europea tiene en cuenta tales acciones en su dictamen como paso obligado para equilibrar la débil economía lusitana a la potente economía comunitaria.
La opinión generalizada es que las negociaciones para la entrada de Portugal en la CEE pueden ser rápidas. A pesar de la enorme diferencia de desarrollo socioeconómico, la integración portuguesa en la Comunidad no representa un gran escollo para la CEE. Portugal supondrá sólo el 3 % de la población de la CEE y el 1 % de su PIB (producto interior bruto). Teniendo en cuenta que las negociaciones para la adhesión de Grecia al Mercado Común pueden concluir en el plazo de los próximos seis meses, la rapidez con que se anuncian Ias de Portugal y, por el contrario, las dificultades que se vislumbra para las de España -cuyo dictamen de la comisión, previo al inicio de negociaciones, no se aprobará hasta la primavera de 1979- se plantea, otra vez, el dilema de calendario para la ampliación de la CEE de «nueve» a «diez», de «nueve» a «once», o directamente de «nueve» a «doce». Es un aspecto importante que la CEE todavía no ha zanjado. Existen dos grandes tendencias entre los comunitarios: los partidarios de un rápido ingreso de Grecia, cuyas negociador es llevan ya dos años de labor, y los defensores de un ingreso simultáneo de los tres países candidatos (Grecia, Portugal y España., o por lo menos, de los dos últimos) para evitar multiplicar los problemas administrativos, lingüísticos e institucionales que supondrán el pase de la actual CEE de los nueve a la futura de los doce.
Una estrecha cooperación entre España y la Comisión Europea, durante los actuales preparativos del dictamen, podría representar una especie de pre negociación que acelerara el proceso de adhesión de España. De lo contrario, si Madrid se queda aislado en el proceso de la adhesión, las dificultades serán mayores.
Los capítulos de calendario son, sin embargo, prematuros cara a la ampliación del Mercado Común. Sobre todo porque el ritmo de la ampliación estará condicionado por la situación económica de la propia CET.. De ahí que todos los observadores centren actualmente su interés en las reuniones en la cumbre del mes de julio, en Bremen y Boo, de donde debería salir un espíritu de reactivación económica occidental, condición imprescindible para el éxito de la ampliación del Mercado Común.
Aunque oficialmente el proceso de ampliación de la Comunidad debe desarrollarse de modo totalmente independiente a la evolución de otras conversaciones -las de Bonn, por ejemplo-, la impresión generalizada entre los observadores comunitarios es la de que buena parte de las conclusiones de las cumbres de los países más industrializados -caso de que sea superada la esterilidad de convocatorias precedentes- incidirán directamente sobre las posiciones comunitarias. Posiciones, no sólo referidas al proceso de ampliación de la CEE, sino también de modo tangible en los restantes contenciosos que ocupan a los nueve actuales miembros de la Europa comunitaria.
En principio, la reunión de ayer se ocupó básicamente del tema de Portugal, limitándose a sentar las bases de discusión para el resto de los temas que componen el orden del día. En estos, la mayoría opina que será notablemente difícil alcanzar un consenso similar al obtenido frente a la candidatura del aspirante a undécimo miembro.
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