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Amplio programa de entrevistas de CaIvo Sotelo en París

San Juan Bautista, Pascal, Charles de Gaulle y Ortega y Gasset sirvieron de apoyo erudito al ministro español para las Relaciones con las Comunidades Europeas, Leopoldo Calvo Sotelo, al explicarle a la prensa hispano-francesa, reunida ayer en la embajada española de París, la misión de su viaje: «No vengo, dijo, para obtener resultados concretos, a través de los contactos que mantendré con diversas personalidades francesas, sino a clarificar actitudes sobre el contencioso España-Mercado Común.»

El viaje, iniciado ayer, terminará mañana, miércoles. El ministro, a lo largo de estos tres días, mantendrá contactos con miembros del Gobierno francés y con personalidades parlamentarias y políticas más o menos expertas o ligadas al problema de la adhesión española a la Comunidad Económica Europea (CEE). El viaje a París del señor Calvo Sotelo representa la quinta etapa de su ronda por las capitales de los nueve, con el Fin de desbrozar el «camino largo», según su propia expresión, que recorrerá España antes de entrar en el club europeo.El primer ministro, Raymond Barre; el presidente de la Asamblea Nacional, Jacques Chaban Delmas; los ministros de Exteriores, Louis de Guiringaud; de Industria, André Giraud, de Comercio Exterior, Jean François Denlau; de Agricultura, Pierre de Mehaignerle, así como el secretario de Estado, Olivier Stirn, serán los personajes oficiales visitados por el señor Calvo Sotelo. El ex ministro gauilista de Agricultura, hoy senador socialista, Edgar Pisano, autor de un informe sobre los cfectos de la entrada de España en las Comunidades Europeas, dialogará con el ministro español, que será recibido, igualmente, por Frangois Ceyra, presidente del Centro Nacional del Patronato Francés (CNPF).

Interrogado el ministro sobre las eventuales razones que habrían excluido de la amplia lista de sus interlocutores a los dos líderes políticos franceses más hostiles a la adhesión española, el pullista Jacques Chirac y el comunista George Marchais (45% del electorado). el ministro alegó falta de tiempo en esta ocasión, y adelantó «la posibilidad de que otra vez me entreviste con diferentes personahdades».

El señor Calvo Sotelo subrayó ante la prensa que sus argumentos partiríar de la base siguiente: «El diáloge, hispano-francés no puede ser el mismo hoy cuando España se ha convertido en un país dernocrático y desarrollado, que en los tiempos caracterizados por un poder autorl tarlo y por el subdesarrollo.» Sobre la naturaleza de este «cambio de díálogo», esencial a su entender, el ministro no se manifestó preciso. En el terreno económico, reconoció que el problema franco-español ofrece dificultades serias y complejas. Por otra parte, al evocar brevemente el proceso de estación de la Comunidad. el señor Calvo Sotelo recordó que la República Federal de Alemania y Francia han jugado un papel protagonista desde el principio «que se reconoce Y acepta».

Conviene recordar que la actitud francesa ante el ingreso de España en la CEE es posiblemente la más hostil de todos los países de los nueve Comunistas y gaullistas estiman que la entrada de los agrios españoles en el área del Mercado Común «sería tanto como organizar el entierro de la agricultura francesa».

Y, de una manera global, el comercio franco-español, históricamente deficitario para Espana, arroja saldo negativo para los franceses desde 1975. Durante el primer trimestre del año en curso la tendencia es idéntica: las importaciones españolas ascienden a casi 99.000 millones de pesetas, contra los 42.000 millones de exportaciones hacia Francia. Por otra parte, las autoridades galas desearían que España manifieste su «voluntad europea» comprando tecnología francesa, en vez de surtirse en Estados Unidos de centrales nucleares.

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