_
_
_
_
Reportaje:Collado Villalba, víctima de la especulación en la zona norte/ y 2

Más de cuarenta mil habitantes sin una asistencia sanitaria adecuada

La redacción de un plan de ordenación y la exigencia del cumplimiento de las normas dictaminadas por la Coplaco contribuirían a solventar parcialmente los problemas de carácter urbanístico que tiene planteados Collado Villalba. Sin embargo, la población sufre actualmente otras deficiencias cuya solución no ha sido siquiera formulada.El nivel en el que se encuentra la sanidad es uno de los más claros ejemplos de la mala situación de los servicios en el pueblo más importante de la zona norte de Madrid.

«Yo mismo he denunciado -aseguró el alcalde, señor San Martín- el hecho de que no se pueda conseguir, para un caso de urgencia, un médico cuya presencia ha sido solicitada por teléfono. Aunque también puedo asegurar que si personalmente se requiere su presencia no tengo noticias de ningún caso en el que se hayan negado a asistir. Ellos justifican su actuación en base a que necesitan una enfermera que atienda las llamadas y extienda recetas, pero a mí me parece peligroso.»

La situación también les parece peligrosa a las 40.000 personas que habitan en Villalba. De hecho podría decirse que éste es uno de los problemas más preocupantes. Desde el momento en que se creó la asociación de vecinos, el primer objetivo planteado fue conseguir la dotación de un ambulatorio comarcal. capaz de satisfacer y responder a las necesidades de la zona.

Sobre este punto el alcalde asegura que la construcción del ambulatorio ha sido de momento denegada, porque «no está incluido en el plan de inversiones de la Diputación Provincial para 1977-78 Nosotros hemos dado todo tipo de facilidades porque consideramos que es un problema gravísimo Ofrecemos los terrenos, pero de momento no se va a construir».

Si se analiza a fondo el funcionamiento de la sanidad en este pueblo, cabría decir que presenta los síntomas de una gravísima enfermedad. En primer lugar, hasta finales del año pasado, todos aquellos que quisieran contar con garantías de ser atendidos y pese a contar con las correspondientes tarjetas de la Seguridad Social, debían someterse a un régimen de igualas.

Por cada una de estas igualas, cada familia abonaba un mínimo de doscientas pesetas al médico beneficiario. A raíz de una serie de presiones promovidas desde la asociación de vecinos se consiguió la, supresión de esta segunda garantía de ser atendidos en caso de necesitar atención médica. Al margen de esta irregular situación hay que señalar que hasta enero de este año no se ha conseguido contar con la presencia de un médico de guardia, capaz de asistir en cualquier momento un determinado caso de urgencia.

Como medidas provisionales, se ha conseguido el que los médicos pasen consulta en una clínica construida por el Ayuntamiento y cedida a la Seguridad Social. Se han facilitado unas tablas en las que figuran los médicos existentes y los horarios de éstos. Sin embargo, no se ha conseguido la inclusión de especialistas en el cuadro médico. Un solo pediatra se presenta como variante de la medicina general.

«Si queremos hacernos un simple análisis de sangre, tenemos que trasladamos hasta Madrid. El coste es tres veces superior al de cualquier afiliado de la Seguridad Social que cuente en las proximidades de su puesto de trabajo o de su domicilio con un centro adecuado», decía uno de los trabajadores de Made, cuyo nombre prefería que quedara en el anonimato. «Puede haber represalias, ¿sabe?», añadió.

Pese a que la construcción del ambulatorio no aparece incluida en los presupuestos oficiales, la campaña desarrollada por los vecinos anuncia como posible la inminente construcción de un ambulatorio de la Seguridad Social de carácter comarcal.

Un río sin agua, pero con olores

Para completar el sistema sanitario, a la población villalbina sólo le faltaba el paso de las oscuras aguas del, Guadarrama, cargadas de todo tipo de bacterias y olores, que en las épocas de calor hacen que la avenida del Generalísimo sea prácticamente intransitable.

Actualmente, según informó el alcalde, parece que existe un proyecto para1a canalización del Guadarrama a su paso por Villalba, por parte del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. «Hace ocho años -aseguró José San Martín- ese mismo proyecto costaba 65 millones de pesetas, mientras que ahora las obras ascienden a un total de 235 millones. Sin embargo, estamos tan al margen que no conocemos siquiera el proyecto. El único dato que conocemos es que las obras saldrán a subasta este mismo año.»

Mientras que las obras sigan sin salir a subasta, el río seguirá siendo el actual vertedero de basuras que es. Al margen del espectáculo que se espera de todo río que se precie, el Guadarrama villalbino ha quedado reducido a un simple vertedero, junto al que las ratas han encontrado su paraíso particular.

Es además frecuentísimo ver a los niños metidos entre las muchas porquerías existentes en las orillas del río, con el consiguiente peligro de coger cualquiera de las muchas enfermedades que portan las ratras.

Un tercer capítulo dentro de las necesidades de Villalba lo constituye la enseñanza y la falta de atención a la juventud.

La masiva llegada a Villalba de familias de emigrantes en busca de trabajo o de quienes prefieren cambiar el bullicio madrileño por la supuesta tranquilidad de un pueblo serrano se encuentra con que, pese a las promesas de las urbanizadoras, las dificultades para conseguir una plaza escolar en un centro de enseñanza general básica o en una guardería son múltiples. Hasta ahora se ha conseguido a base de un increíble hacinamiento de los alumnos en los diferentes colegios nacionales. Para el próximo curso está anunciada la apertura de tres nuevos centros que, de no continuar el actual crecimiento de la población, podrán solucionar de una vez el déficit de puestos para EGB. Respecto a las restantes escalas de la enseñanza, se ha anunciado también la construcción de un centro de enseñanza profesional, en terrenos cedidos por el Ayuntamiento.

En cuanto al resto de equipamientos, se nota una falta muy especial de centros destinados a la juventud. «Las únicas cosas que puede hacer un joven en Villalba son fumarse un porro, ir a una discoteca, conversar sin problemas sobre artes marciales o pasear por la avenida del Generalísimo», se lamentaba Esteban, un muchacho de veintidós años cuya opinión coincide con la de la mayoría de las personas jóvenes del pueblo. Su problema es de los que, de momento, no cuentan con soluciones inmediatas. «Tienen una biblioteca que no es de las peores de la sierra -decía el alcalde-, y yo presto todo tipo de ayuda, aunque no me quedan locales para ellos. »

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_