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Los conservadores rechazan un pacto con los liberales

Días después de anunciar el fin de su pacto con el laborismo, el Partido Liberal británico hizo ayer públicas las condiciones en que estaría dispuesto a coaligarse con un futuro Gobierno conservador minoritario. Las propuestas de David Steel ya han recibido oficiosamente un jarro de agua fría: los tories consideran inaceptables estas exigencias previas, mucho más viniendo de un partido en franco proceso de crisis.Los cuatro puntos fundamentales esbozados por el líder liberal para «frenar el ala derechista conservadora» son los siguientes: adopción de una línea moderada en las relaciones del partido opositor con los sindicatos; subsistencia del órgano estatal para las empresas nacionalizadas y de las organizaciones regionales para el desarrollo de Escocia y Gales; mantenimiento en la línea laborista de los planes autonómicos para estas dos regiones, y una clara política de protección a los inmigrantes y de rechazo al racismo.

Para los círculos conservadores, el señor David Steel está haciendo castillos en el aire. Ignorando que su partido no ha cesado de cosechar desastres electorales -el último anteayer, en la circunscripción escocesa de Hamilton- y que necesita antes que cualquier otra cosa recuperar su propia identidad, sumergida por el laborismo, el líder liberal asume ya dos hechos por comprobar: el primero, que su partido incrementará en las próximas elecciones generales los trece escaños que ahora ti ene en el Parlamento de Westminster. El segundo, que el Gabinete que salga de estos comicios va a ser minoritario.

A las cuatro áreas políticas enumeradas por el señor Steel como condicionantes hay que añadir, además, la que constituye su exigencia prioritaria: la introducción del sistema proporcional en las elecciones legislativas, o al menos la celebración de un referéndum para que el pueblo británico se pronuncie sobre ello. La señora Thatcher ya ha dicho que no tiene la menor intención de estudiar el tema. Algo muy parecido, pero menos brusco, debió responder el primer ministro a David Steel en su reunión previa al anuncio de la disolución, para finales de julio, del pacto LIB/LAB.

La opinión general es que imperativos políticos derivados de la propia debilidad de su formación están impulsando a David Steel a vender queso antes de saber si podrá contar con la leche.

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