Capitalización y libertad de precios, necesidades del sector siderúrgico
«Lo que más me preocupa es la descapitalización de las empresas industriales españolas, que es aún más grave en la siderurgia integral. Por eso creo que la tarea más urgente para resolver la crisis siderúrgica es abordar un verdadero proceso de capitalización de las empresas, que tiene como factor ineludible la necesidad previa de una liberalización de los precios», manifestó ayer el ministro de Industria y Energía, Agustín Rodríguez-Sahagún, en el curso del almuerzo anual de UNESID.
El ministro dijo que el intervencionismo de los precios en el pasado había sido uno de los causantes principales de esta descapitalización empresarial en el sector siderúrgico y que era necesario implantar rápidamente las tarifas CECA, «pero con el compromiso por parte de todos los siderúrgicos de que se van a respetar en su integridad».El señor Rodríguez-Sahagún reprochó a los empresarios siderúrgicos su actitud pesimista y dije, que los mercados internacionales vana experimentar una mejoría en precios.
Los tres problemas que según el ministro definen la actual situación siderúrgica son: grave endeudamiento y pesadas cargas financieras de las empresas, descapitalización y escaso aprovechamiento de la capacidad instalada. Agregó que uno de los problemas que es necesario corregir en el futuro es el de la excesiva dependencia de la siderurgia española respecto a las materias primas exteriores.
Finalmente, refiriéndose a las medidas de saneamiento del sector siderúrgico, señaló que estaban ya perfectamente claras y que en el plazo de días o de semanas verían la luz verde.
El presidente de UNESID, Miguel Salís, dijo que los defectos de la siderurgia española «no son ni de tanta amplitud ni de tanta intensidad como pudiera deducirse de determinados comentarios», aunque agregó que el sector siderúrgico padece de una estructura financiera desfavorable porque acaba de salir de un proceso inversor muy fuerte, una relación costes-precios distinta a la de otros países que tienen libertad de precios, un marco de relaciones laborales más rígido que el europeo y, como elementos coyunturales, un fuerte descenso del consumo de acero, fuertes desajustes entre precios y costes, productividad muy reducida.
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