Los cabestros también mueren
Los cabestros salieron ayer de nuevo en Las Ventas. Tesugo, el toro de: mayor peso de toda la corrida, 615 kilos, salió cojo. La andanada del «8», como siempre, dio el aviso. Seis mansos saltaron al ruedo y el público aplaudió. Y es que esto, gusta a la gente. El que devuelvan un toro al corral siempre es motivo de expectación y casi de regocijo.Los mansos caen simpáticos. Grandotes y espectaculares, son parte fundamental de la lidia. Ayer, cara al público, cumplieron con su obligación. Detrás quedaba la tragedia. Un cabestro había sido corneado por la mañana y murió horas después. El hecho ocurrió en la venta del Batán. Un toro de Molero se inquietó y sus astas hicieron carne en un cabestro.
La empresa ya tiene sustituto, Macareno, porque dispone de treinta cabestros. No sólo están los de la plaza, los que hacen la labor para la galería. En el Batán y en el campo están los restantes.
Un cabestro vale casi más que un toro, máxime si ya está domado. Cara le ha salido a la empresa la corrida de Molero, casi recién llegada al Batán. Por cierto, por los mentideros de la plaza se comenta la escasa presencia de los toros que llegaron a la venta madrileña -moleros incluidos- y cuya lidia comenzará mañana.
La corrida de esta tarde, los apé, va a tener un protagonista aún «no visto del todo» en Madrid: Roberto Domínguez: «Sé que el aficionado de aquí me quiere. Este es el tercer año que toreo en San Isidro y siempre me han tratado fenomenalmente. Estoy profundamente agradecido por esto y en deuda con el público. Mi responsabilidad va a ser grande esta tarde. No importa. Estoy dispuesto a que vean al Roberto Domínguez que la afición se merece.»
Babelia
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