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El Gobierno alemán investiga las actividades ultraderechistas

Desde el 1 de enero de 1975, y solamente en cuatro estados de la República Federal de Alemania, los tribunales alemanes han incoado 148 casos de actividades neonazis, según un primer informe del Ministerio federal de Justicia, pendiente de completarse con los datos que envíen los otros siete lander (estados) de la federación.Según el informe, las actuaciones neonazis se caracterizan por el desarrollo de campañas nacionalistas y racistas, especialmente contra la población judía, y por el robo de armas, aparte de la propaganda en favor de la destrucción del Estado liberal actual. De los cuatro casos que se siguen actualmente ante los tribunales de las regiones que han contestado con sus respectivos informes, el más significativo es el incoado contra los autores de un asalto a un cuartel holandés en Bergen-Hohne, con robo de armas.

Este caso es el primero que ha entrado en la jurisdicción federal desde la caída del nazismo, en 1945, según hace notar el semanario Der Spiegel. El robo de armas de Holanda no ha sido, sin embargo, la primera actuación terrorista de la extrema derecha alemana, ya que poco antes explosionó una bomba, a finales de abril, en las instalaciones de un periódico, por cierto ultraconservador -el Berliner Morgenpost, de la cadena Springer-, hecho que, en principio, se atribuyó a la ultra izquierda, pero cuya paternidad se atribuye últimamente a la extrema derecha.

Lo que no se explican los analistas políticos es cómo han podido llevar a cabo 613 actuaciones de todo tipo en diversos puntos del país, un puñado de 17.800 activistas neonazis distribuidos por toda la RFA. Esta «movilidad» de la extrema derecha es aún más incomprensible si se tiene en cuenta que, según un funcionario del Departamento para la Defensa de la Constitución (policía política), «en uno de cada dos registros practicados en casas de militantes de la extrema derecha, encontramos armas».

La negligencia oficial en la lucha contra el extremismo de derechas parece ser un reflejo de la resistencia de los alemanes, en general, a permitir que desmantelen estas organizaciones. El pasado fin de semana se han celebrado en numerosas ciudades de la RFA las tradicionales asambleas de organizaciones neonazis, o claramente hitlerianas. En la más discutida de ellas, la de Nassau, permitida por el propio consejo municipal, los periodistas extranjeros, entre ellos el corresponsal de este diario, fueron invitados por los habitantes de la pequeña ciudad a orillas del Lalin, a abandonar la ciudad, acusados de «difamación». Desde hace diez años celebran reuniones periódicas en esta ciudad las Juventudes Hitlerianas y el Estandarte Adolf Hitler, ambos de las SS. Este hecho ha motivado un gesto simbólico por parte de dos organizaciones recreativas de Francia y Luxemburgo: ambas han decidido tachar de sus itinerarios la bella ciudad veraniega de Nassau.

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