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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Monarquía parlamentaria

LA COMISION Constitucional del Congreso ha aprobado por mayoría el parágrafo tercero del artículo 1 del anteproyecto de Constitución, que establece que «la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria». La mezcla de un equivocado sentido de la oportunidad electoral y de fidelidad a los principios republicanos del socialismo explica los votos del PSOE, aunque no es arriesgado suponer que éstos habrían tenido un signo positivo si hubieran sido necesarios para asegurar hoy la continuidad de don Juan Carlos al frente de la Jefatura del Estado.En el fondo, una abrumadora mayoría de los españoles saben que esta Monarquía parlamentaria, que ha hecho posible el tránsito pacífico de la dictadura a la libertad, es la forma de Estado que más fácilmente puede garantizar, en la nueva etapa que se abre para nuestro país, la consolidación de las instituciones democráticas. Sería fatigoso, además de inelegante y demagógico, que en los debates posteriores en la Comisión y en el Pleno se planteara de nuevo una alternativa republicana, en cuya posibilidad histórica, manteniéndose las cosas iguales, apenas creen ni los que la defienden de labios para afuera. Más vale que los diputados dediquen sus esfuerzos y sus argumentos a cuestiones que -como las autonomías, la enseñanza, la aconfesionalidad del Estado, los derechos y deberes de empresarios y trabajadores, la organización de la justicia- se hallan realmente abiertas a la discusión y la negociación. La mejor manera de respetar las funciones arbitrales de la Corona sería comenzar a hacerlo desde el principio mismo de la consagración constitucional de su figura. En el entendimiento, que creemos general, de que, al margen de su legitimidad histórica, esta Monarquía ya se ha ganado en buena parte su legitimidad de ejercicio, impulsando la restitución de las libertades a los ciudadanos. Para la mayoría de los españoles -en suma-, la virtualidad de la Monarquía reside en su carácter parlamentario y democrático y resultan relativamente ociosas mayores consideraciones sobre la filosofía de la institución.

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