Concluyó con un fracaso la 787 reunión del Comité de Desarme
Ayer finalizó, en un ambiente de ostensible y generalizada decepción, la sesión de primavera de la Conferencia del Comité de Desarme de Naciones Unidas (CCD), que constituyó la reunión número 787 del organismo, creado en 1961 e integrado por 31 países miembros (quince del sector OTAN y Pacto de Varsovia y quince naciones calificadas como «menos poderosas»). Francia se retiró hace algunos años y China, la otra potencia nuclear ausente, no era miembro de la ONU en el momento de crearse este comité multilateral.
La sesión de primavera, clausurada ayer, revestía una especial «gravedad e importancia», dado que el próximo 24 de mayo se inicia, por un período de veintiocho días, la primera Asamblea General extraordínaria de las Naciones Unidas, convocada exclusivamente para tratar el problema del desarme. A ese cónclave, el CCD llega prácticamente con las «manos vacías».
Las conversaciones bilaterales entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la prohibición de armas químicas no han arrojado ningún resultado concreto, salvo un comunicado conjunto de hace 72 horas en el que se habla de «esfuerzos» y «algunos progresos».
Por otra parte, las conversaciones trilaterales para la prohibición completa de las armas nucleares, entre Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS, sólo han registrado lo que los expertos califican de «variación de posiciones», sin que se conozcan con precisión esas «variaciones».
Entre los gobernantes que han anunciado su presencia en la próxima asamblea general extraordinaria de la ONU, se encuentra Giscard'd'Estaing, James Callaghan, Helmut Schmidt, y posiblemente el propio presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, quien, posteriormente, se ha dicho, celebrará una reunión cumbre con Brejnev, en territorio norteamericano.
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