Un centenar de heridos al estrellarse un convoy del Metro madrileño
«Entramos en la estación a una velocidad inusitada. Yo estaba muy tranquilo, aunque cuando nos metimos de nuevo en el túnel pensé que nos íbamos a estrellar. Instantes después sentíamos un fuerte golpe y salimos despedidos. Excepto unas cuantas personas que comenzaron a dar gritos, los demás, quizá sin comprender lo que había pasado, salimos por las puertas que abrieron al rato y los que estábamos bien comenzamos a sacar a los heridos», manifestó a EL PAIS Víctor Benito, de dieciocho años, que se dirigía a hacer sus prácticas de ATS en el hospital de San Rafael.El temor de algunos viajeros había comenzado tres estaciones antes, cuando el convoy formado por las unidades 5.107, 5.108, 5.087 y 5.088 estuvo detenido cerca de quince minutos en la estación de Ascao. «En esta estación nos avisaron a través del teléfono, situado dentro de la cabina, que uno de los coches estaba frenado, porque un émbolo estaba trabado impidiendo que la unidad emprendiera la marcha; cuando ocurre esto el desfrenado del coche se tiene que hacer manualmente», informaron sobre esta retención algunos miembros del puesto de mando de la Compañía. A partir de ese momento, el tren, que era uno de los especiales que se ponen para reforzar el servicio en horas punta, no funcionó bien.
Lo que, sin embargo, nadie comprende y que va a ser objeto principal de la investigación, es lo que sucedió a partir de ese momento. «Yo estaba preocupado porque llegaba tarde al trabajo y después del tiempo perdido en Ascao, en las dos estaciones siguientes, Avenidas y Cartagena, el tren paraba una vez que por lo menos dos vagones hubieran entrado en el túnel de salida; a continuación el conductor hacia retroceder todos los coches para que la gente pudiera bajarse y subir.
Operación de rescate
Nada más conocerse la noticia del accidente, funcionarios del Cuerpo General de Policía, dotaciones de coches zeta de la Jefatura Superior de Madrid, miembros de la Policía Armada, de la Policía Municipal y del Cuerpo de Bomberos, se trasladaron al lugar del siniestro.Inmediatamente los heridos fueron trasladados a seis centros médicos en donde se les hizo un primer reconocimiento. Veinte ambulancias se encargaron de trasladar a los que parecían presentar las heridas más alarmantes, en tanto los bomberos iniciaban el rescate del conductor, Mariano Jiménez María, de sesenta años, y del inspector que dirigía el convoy, Gerardo Antequera, aprisionados en la cabina del primer coche, entre hierros retorcidos y aparatos de conducción.
Una hora más tarde el inspector lograba ser extraído y era trasladado a la Ciudad Sanitaria «Francisco Franco», en donde se diagnosticaban traumatismo craneo-encefálico, shock profundo y fractura abierta en la pierna derecha con al menos veinte fragmentaciones en tibia y peroné; el conductor era ingresado posteriormente en el hospital de la Cruz Roja, con posible fractura de cadera.
Según los datos facilitados por los diferentes hospitales, además de estos dos empleados de la Compañía Metropolitano, fueron atendidas otras 97 personas. A la Residencia Sanitaria «Francisco Franco» fueron trasladadas en total 54 personas, de las que veintidós quedaron ingresadas; en la Ciudad Sanitaria «La Paz» atendieron a ocho personas, de las que tres presentaban fracturas de costillas; en el hospital de la Cruz Roja el número de heridos atendidos fue de cuatro, uno de los cuales, el conductor del convoy quedó ingresado; en el Gran Hospital de Diego de León las urgencias efectuadas, por el accidente, se elevaban a quince, de ellas seis calificadas como de carácter grave. Asimismo en el equipo quirúrgico de la calle Montesa eran atendidas catorce personas, en tanto a la clínica Asepeyo eran trasladadas cuatro personas.
Las posibles causas del accidente podrían centrarse en que, una vez condenado el sistema ATP, el frenado manual tuviera una avería. En este sentido, el jefe de ingenieros de la Compañía Metropolitano manifestó a la agencia Europa Press que «no es posible el fallo de todos los frenos. Puede fallar un vagón, pero cada unidad tiene su sistema independiente y los cuatro frenos estaban desconectados. Incluso el de urgencia, que opera por dos canales diferentes, debía de haber funcionado. Se desconoce todavía el motivo de la desconexión, pero podría deberse a una errónea manipulación».
La Compañía Metropolitano hizo pública, por su parte, una nota en la que, tras puntualizar que los coches entraron en funcionamiento entre los años de 1975 y 1976, «los más modernos de los que dispone la empresa», explica que la última revisión técnica de estos coches fue realizada el 28 de abril.
El comité de empresa de la Compañía Metropolitano, tras entrevistarse con los compañeros heridos, el gobernador civil y el director del Metro, hizo pública, en la tarde de ayer una nota en la que, tras advertir que no entran en el análisis de las causas, hasta ahora desconocidas, juzga con toda dureza la situación lamentable, consecuencia de los medios económicos insuficientes y de los medios materiales escasos.
Interpelación al Gobierno
Ramón Tamames, en representación del Grupo Comunista del Congreso, presentó ayer tarde ante la Mesa de la Cámara una interpelación al Gobierno en relación con la situación económica y administrativa de la Compañía Metropolitano, en base al accidente y asegurando que el sistema de transporte en Madrid necesita de una «urgente y efectiva transformación» del Metro.
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