Yáñez y Rupérez marcaron importantes diferencias en la gestión de la política exterior
La política exterior española y la eventual incorporación de España a la OTAN, como tela de fondo, fueron los temas esenciales del debate televisivo que en el programa «Cara a cara» enfrentó ayer a los responsables de relaciones internacionales de la UCD y del PSOE, Javier Rupérez y Luis Yáñez, respectivamente. El encuentro, serio e interesante, quedó corto en el tiempo, como suele ocurrir en este programa.En los aspectos generales de la política exterior española -la necesidad de una política de Estado no partidista ubicada en los parámetros de la democracia occidentalista y europea- hubo consenso. No en la interpretación de estas ideas generales, ni siquiera en la planificación y realizaciones de la diplomacia hispana desde el pasado 15 de Junio de 1977.
Para Javier Rupérez, a partir del 15 de junio «se hizo necesaria una planificación nueva de la política exterior que no puede ser hecha en dos días ni ejecutada en cuatro». Añade que, a su juicio, se hizo «el máximo posible y bien hecho». Por el contrario, el representante del PSOE, Luis Yáñez, afirmó que la fecha de las elecciones dio «una nueva dimensión» a la acción exterior española y ofreció una capacidad de movimientos y una credibilidad que no fue aprovechada por el Gobierno, al que acusó de mantener una política de «continuidad y defensiva, falta de imaginación».
Como ejemplo visible citó Yáñez el tema de la OUA y la africanidad de Canarias, así como la ausencia española del continente africano. Replicó Rupérez señalando que Canarias es un tema de política interior no discutible, y ello le permitió al representante socialista argumentar con el «fracaso de Trípoli» con las iniciativas ahora - «dándonos la razón» de Asuntos Exteriores en Africa, con viajes y cooperación, y preparando la próxima reunión de Jartum.
Ambos interlocutores coincidieron en la unanimidad de las fuerzas políticas hispanas frente a la incorporación a la CEE, y pasaron al debate OTAN. Javier Rupérez insistió en que la incorporación de España a la OTAN se inscribe en los parámetros de una política occidentalista, europea y democrática. Y Luis Yáñez respondió que no necesariamente, recordando la presencia de Portugal en la OTAN, durante la hegemonía de la dictadura salazarista, así como las secuelas de la OTAN en el golpe de los coroneles de Grecia. Yáñez citó aquí la frase del comandante supremo aliado, general Haig, relativa a que la OTAN «limita procesos revolucionarios», como ejemplo de ingerencia. Frase a la que Rupérez dio un significado diferente, en favor de la defensa de sistemas democráticos.
Por último, Yáñez reafirmó la voluntad de su partido de oponerse a la entrada de España en la OTAN, en favor de la independencia y la soberanía nacional, afirmando que el PSOE sólo ve «problemas y no ventajas», y recordó a Rupérez que hace más de un año él mismo defendía posiciones similares. Rupérez reconoció su postura anterior más próxima al PSOE, en este sentido, pero de acuerdo con la situación política española de entonces, sometida a una dictadura, y recabó su derecho, elde su partido y el del Gobierno de marcar hoy su política.
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