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México fue un pobre rival para el ensayo de España

A España le bastó para ganar a México jugar un primer tiempo aceptable, pero también ante un rival que mostró una flojedad ostensible. Por ello el partido, según se esperaba, tampoco puede permitir sacar consecuencias de las posibilidades españolas en el Mundial. Los aztecas sólo jugaron bien al final del primer tiempo -cuando España aflojó su ritmo- y en la segunda parte, tras los cambios hispanos. Pero siempre con lentitud de ideas y sin fuerza, algo que los vilipendiados noruegos de Gijón sí tuvieron.El partido empezó siendo un triunfo innegable por la elección del escenario. Después de comprobar el ambiente que existió ayer en el campo de Los Cármenes, es de suponer que a la Federación no se le ocurra volver a llevar partidos internacionales a Madrid en mucho tiempo. Con el vacío que tiene siempre el equipo nacional en la capital de España, parece de justicia. España tiene muchas ciudades esperando esos partidos que ojalá proliferen algún día, con Mundial a la vista o no, que ése es otro cantar.

En cuanto al encuentro en sí, España jugó a placer. Desde los primeros minutos se vio que México iba a ser una perita en dulce. Los aztecas no tiraron a puerta hasta el minuto veinte, y dieron toda clase de facilidades al cuadro español por su lentitud de ideas y su debilidad en los marcajes, pese a ir a veces dos hombres hacia el jugador rival que llevaba el balón. El centro del campo de la selección tuvo tiempo sobrado para organizar juego y también, justo es decirlo, con rapidez y por los extremos. Leal y Asensi, especialmente, pudieron con Cuéllar y De la Torre, mientras San José, más en misión de marcaje al «táctico» -como dicen los mexicanos al eje centrocampista- López Zarza, tampoco tuvo dificultades.

Antes del primer gol, Quini, que jugó en su habitual puesto de media punta, arrancando desde atrás y cogiendo a contrapié al central, ya avisó a la salida de un córner, tras un tiro fallado por Pirri. El guardameta Reyes, que después demostraría ser un portero vulgar en colocación -trató una vez incluso de interceptar un centro a media salida-, realizó su primera gran parada. Más tarde, ya con el 2-0 en el marcador, tuvo otra gran intervención a disparo de Leal. Fue tras una jugada muy bien ligada, pero fruto de las facilidades rivales, entre Quini, Migueli, Dani y Marañón. El primer tiempo pareció un festival español ante un equipo juvenil.

México, pese a jugar con tres puntas -un 4-3-3 claro-, no se acercó con peligro a la portería de Miguel Angel más que en dos ocasiones antes del descanso, cuando España aflojó su ritmo. Hasta Biosca y De la Cruz, ante la nulidad atacante rival,se fueron dos veces al ataque y Leal estrelló otro córner en el larguero. Realmente . España pudo haber llegado al descanso con bastante más ventaja ante tan débil rival.

En la segunda parte, Juanito entró por Marañón y Uría por Pirri. Migueli quedó entonces de defensa libre, Biosca de central marcador y San José de lateral izquierdo. Las parejas centrocampistas fueron ahora Uría-Cuéllar, Asensi-De la Torre y Leal-Mendizábal. Españajugó peor, pero con toda lógica, porque Cuéllar pudo a Uría y demostró entonces que es el mejor jugador mexicano. Además, Leal y Asensi se cansaron. México dominó, pero su inoperancia continuó siendo la misma. Lo positivo, con España sólo ya al contraataque, fue comprobar que Juanito puede ser aún titular seguro para el Mundial en cuanto tome algo más de la confianza que le ha faltado últimamente, y Dani, otro tanto, con su habilidad. Quini, aunque tiró otra vez al larguero, se apagó poco a poco e hizo recordar a Rubén Cano o Santillana. La defensa actuó más embarullada y las dudas sobre los laterales, especialmente el izquierdo, deben seguir para Kubala. En realidad, la flojedad del rival no permitió resolver nada.

El programa de preparación de España se completará con un encuentro en Montevideo, ante Uruguay, pocas fechas antes del comienzo del Mundial. La impresión general de que los ensayos de España, además de escasos, se están realizando ante equipos sin verdadera entidad como para permitir consecuencias útiles, cobra cada vez más cuerpo. Tras el partido de anoche queda, ante todo, la impresión de que se ha perdido el tiempo; como se perdió con el encuentro ante Noruega.

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