Harry Flynt,
propietario de la revista Hustler, es llevado en camilla hasta el avión que lo devolverá a Columbus (Estados Unidos). El señor Flynt fue herido y ha quedado paralítico como consecuencia de los disparos que recibió cuando era juzgado por la obscenidad de la publicación citada. Harry Flynt une a sus actividades comno pornógrafo una reciente y poderosa vocación religiosa.
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