Violaciones en la carretera de La Coruña
Le ha tocado la china al matrimonio Buhigas (véase EL PAIS de 12-4-78), pero podía haber sido a mí o a cualquiera otro de los muchos miles de ciudadanos de esta zona, pues la descripción personal de la pareja asaltada (violada ella, herido él) es fiel expresión de la media sociológica de los residentes en las urbanizaciones de estos pueblos de las proximidades de la carretera de La Coruña que, por razones profesionales o de esparcimiento, regresamos, con frecuencia, tarde a casa.El salvaje atropello de que han sido víctimas nos duele a todos como carne propia, pues es un acto brutal dirigido indiscriminadamente contra cualquiera de nosotros, ya que en situaciones como la descrita por los periódicos nos podemos ver envueltos cualquiera de los vecinos que no tenemos por costumbre dejar abandonados a quienes reclaman nuestra ayuda.
Sirva esta carta para hacer llegar, junto con la de muchos otros anónimos vecinos, mi condolencia y solidaridad al matrimonio Buhigas, pero también, y mucho más importante, de llamada de atención a los responsables de la custodia de la seguridad de las personas. Estas urbanizaciones, entérense los ciudadanos y tome nota la Administración, carecen no sólo de los más elementales servicios asistenciales, transporte, escuelas, cultura, etcétera, sino, además, de la debida protección de la vida y enseres de sus moradores.
El despliegue policial contra los delitos «sociales» que en los últimos meses se ha efectuado en Madrid capital ha tenido consecuencias sólo desfavorables en nuestros pueblos -dormitorio, ya que algunos indeseables, al encontrarse con un «Madrid la nuit» donde no pueden campar por sus respetos, han trasladado su base de operaciones a lugares, como los descritos en el incidente aludido.
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