Paro y pluriempleo en la enseñanza

Es sorprendente que entre las posibles y reivindicadas soluciones para «los licenciados en paro» -la escalofriante cifra de 50.000-, no se haya propuesto una que, a simple vista, parece muy factible, además de justa y necesaria para una auténtica calidad educativa. Esta solución sería impedir y prohibir que muchos puestos de enseñanza estén ocupados por personas que ya desempeñan otras profesiones (vulgo, pluriempleo) y que acuden a la enseñanza con el solo objeto de llevarse a casa otro sueldo, sin el menor interés ni vocación docente. Naturalmente, no hay estadísticas de estos pluriempleados, pero su número es escandaloso.Valga sólo como ejemplo el caso de la escuela universitaria del profesorado de EGB de Palencia, donde he terminado mis estudios. De los veinticinco profesores que forman el claustro, veinte disfrutan de dos, tres o más puestos remunerados de trabajo. Con casos tan desorbitados como el de un sacerdote que acumula los siguientes cargos: capellán de monjas, psicólogo de tráfico, profesor y vicedirector de dicha escuela, maestro de un colegio de EGB, profesor de la UNED, y hasta su supresión, profesor de «política» en otro colegio privado. También un ingeniero de minas, dedicado a la contrucción, a la venta de material sanitario, a sus minas, a sus clases y demás negocios; un ingeniero agrícola que simultanea su oficina del Iryda con sus clases; una farmacéutica-analista, un delineante de Hacienda; un cura-director espiritual del seminario... y así hasta veinte.

Pues bien, la situación docente de esta escuela no es excepcional, en todos los centros de enseñanza ocurre lo mismo. Bastaría con suprimir este pluriempleo para encontrar trabajo a un buen número de licenciados en paro. Pero el problema es más grave: la presencia de las personas citadas deteriora la enseñanza; y no sólo por sus múltiples actividades, sino porque su preparación académica no está destinada a la enseñanza. Los padres palentinos tienen derecho a saber que la formación de los responsables de la educación de sus hijos está en manos de un técnico agrícola, un técnico de minas, un delineante, dos curas, un farmacéutico, etcétera, y que seguirá en sus manos si a base de presiones, consiguen transformar en permanente su situación interina, mientras que en la calle están sin trabajo quienes de verdad están preparados para este trabajo.