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Reportaje:

Barajas: saturación del tráfico aéreo

Durante el Miércoles y Jueves Santos, la terminal de salidas nacionales del aeropuerto de Barajas presentaba un fuerte aspecto de hacinamiento de público debido a las numerosas personas que eligieron el avión para dirigirse al punto en el que iban a pasar el largo puente de Semana Santa. Pese a que durante estos dos días se había programado una media de setenta vuelos diarios, fueron muchas las personas que tuvieron que esperar a hoy, viernes, para poder conseguir sus pasajes. A la una de la tarde de ayer, no había billetes para ningún punto.

«No puede ser. Necesito los dos pasajes. No me voy a ir yo y mi marido se va a quedar aquí. No importa la hora, pero consígame dos billetes», pedía una señora absolutamente angustiada a un vendedor de pasajes de avión en el aeropuerto de Barajas. Pero, pese a los ruegos de la señora, la respuesta del empleado de Iberia era tajante. «Lo siento. No podemos hacer nada. Para Granada sólo nos queda una plaza.»Sin embargo, el problema de plazas no se planteaba sólo para poder viajar a Granada. A la una de la tarde, sólo quedaban algunas plazas -no más de ocho- para Las Palmas, y aseguraban que existía alguna pequeña posibilidad de que hubiera alguna para Bilbao. El resto de vuelos para el territorio nacional estaban totalmente cubiertos. Una pareja que pretendía aprovechar el largo puente de Semana Santa en alguna soleada playa, pedía provincia por provincia al encargado de los servicios de información de Iberia, quien respondía invariablemente con un «no. Tampoco. También está completo».

Cien pasajeros por avión

Durante el Miércoles y Jueves Santos, salieron del aeropuerto de Barajas un total aproximado de 140 vuelos nacionales al margen de los realizados por el puente aéreo con Barcelona, con una media de cien pasajeros por avión. La afluencia de viajeros fue enorme durante ambos días. Pese al refuerzo de personal, la congestión se dejó sentir a la hora de conseguir las tarjetas de embarque. Largas colas se formaban ante las ventanillas. La lentitud con que a veces se entregaban las tarjetas hacía que algunos viajeros se desesperasen y, a la vista de que las agujas del reloj avanzaban más que la distribución de tarjetas, se apiñaban ante las ventanillas. Durante la tarde del miércoles y jueves, por el mayor número de salidas, la acumulación de los viajeros provocaba que un empleado de Iberia, subido en las básculas de pesar el equipaje, gritara desesperadamente que la gente guardara una fila regular o que de lo contrario suspendería la entrega de taijetas de embarque.Otro problema de este tipo se presentaba cuando algunos pasajeros insistían en llevar consigo grandes bolsas de equipaje. «No puede ser. El avión va muy cargado y no podemos meter más peso.» Llegaba la discusión hasta que el viajero era convencido u obligado. Pero mientras, se iban acumulando minutos de retraso, aunque en ningún caso éste llegó a pasar de los diez o quince minutos..

Los bebés también ofrecían problemas para algunos padres cuando éstos intentaban conseguir su tarjeta. Algunos, porque ya no eran tan bebés, pese a ir arropados con mantillas y enganchados fuertemente a sus chupetes. Otra vez se iniciaba un pequeño tira y afloja hasta que se acreditaba la edad del niño y finalmente se conseguía la esperada tarjeta.

Con todo, el sector más angustiado lo integraban los pasajeros que habiendo llegado sin billete estaban en la lista de espera para ver si a última hora había cancelaciones de vuelos. Dos muchachos que se encuentran haciendo la mili en Madrid habían conseguido pase a última hora y estaban en la lista de espera para Granada. Después de haber pasado una media hora larga masticándose las uñas de nervios se quedaron con el macuto cargado al hombro y el vuelo para mañana. No había habido anulaciones para Granada. «Bueno, pues a perder un día -comentaban- y a ver qué pasa mañana. »

Una divertida escena se produjo durante la mañana de ayer cuando una pareja que tenía los pasajes comprados para Ibiza entró en las salas del aeropuerto cuando el vuelo estaba ya cerrado. «Inténtenlo, pero ya están embarcando», les dijo uno de los empleados. Los dos jóvenes, con dos maletas que por supuesto no habían facturado, iniciaron una espectacular carrera por los pasillos del aeropuerto con la intención de conseguir entrar. Empujones y algún que otro insulto hasta llegar a la última puerta y ver que ya no podían pasar. Definitivamente el vuelo estaba cerrado.

"La gente es impuntual"

Según nos contaba uno de los empleados de información de Iberia, pese a lo que se pudiera pensar, los sucesos de este tipo suelen ser frecuentes. «La gente es impuntual. No está aquí la media hora antes señalada -decía- y aparece en el momento en que el avión está a punto de despegar. Lógicamente no pasan ya. Sí, son muchos los que montan un pequeño escándalo y amenazan con denunciar. Pero rápido ven que ellos son los únicos responsables y aceptan la pérdida del avión y de tiempo.»Lógicamente, todas estas situaciones que se producen ya cotidianamente en el aeropuerto, al darse en unos días en que la afluencia de viajeros es abundante, da en ciertos momentos una apariencia totalmente caótica a las dependencias del aeropuerto. Más si, aprovechando el aluvión de gente, se trasladan allí con propósitos proselitistas los Niños de Dios o si se desplazan a Barajas niños de EGB para pedir ayuda económica que sufrague su viaje de fin de curso. Es curioso ver la expresión de un viajero cuando se ve asaltado por uno de estos niños. Tras mimetizar una incredulidad espectacular, «¡Vaya, ni aquí le dejan a uno en paz!», parecen pensar, sueltan una moneda de cinco pesetas y continúan a toda velocidad hacia la ventanilla en la que les facilitarán su tarjeta de embarque o hacia la puerta por la que accederán a las pistas.

Pese a que la gran afluencia de personas registrada en Barajas el miércoles y jueves, puede decirse que no se llegaron a producir grandes alteraciones en los vuelos. Durante la mañana de estos días, los retrasos no se llegaron a dar. Por las tardes, no pasó ninguno de quince minutos, y éstos fueron escasos.

Críticas al servicio

Los servicios prestados en el aeropuerto de Barajas eran criticados por algunos de los viajeros, especialmente los que toman vuelos charter. El jueves por la tarde, un grupo de personas que iban para Ibiza se lamentaban del trato discriminatorio que suelen recibir en estos vuelos. «Como son más baratos, apenas te hacen caso. Preguntas cualquier cosa y te responden como si te perdonasen la vida.»Sobre el porcentaje en que ha aumentado el número de viajeros que prefieren el avión para sus traslados no existen unos datos claros, aunque según aseguraron en el aeropuerto de Barajas, el número de viajeros que por estas mismas fechas ha utilizado el avión, respecto al año anterior, ha aumentado considerablemente. Algunos de los informantes aseguraban que se había duplicado. «Yo creo que al menos un 100 %. Viajar en avión supone un ahorro de tiempo importante -decía un auxiliar de vuelo- y, además, hay que tener en cuenta los precios actuales de la gasolina. Volar resulta más rentable que ningún otro medio para trasladarse a otro sitio.»

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