"Voy a intentar sanear la Gerencia y darle funcionalidad"
Luis Enríquez de Salamanca es, desde el martes de la semana pasada en que tomó posesión del cargo, el nuevo gerente municipal de Urbanismo dentro del Ayuntamiento. Tiene 41 años, es doctor en Derecho, está casado y es padre de tres hijos. Luis Enríquez llega a uno de los puestos más controvertidos del Ayuntamiento de Madrid con el ánimo de sanear la imagen y la entraña de un ente tradicionalmente dedicado a oscuras labores burocráticas.
Pregunta: ¿Qué es la Gerencia Municipal de Urbanismo para usted?Respuesta: En primer lugar, es el órgano de gestión de una política urbanística. Pero hay que preguntarse en qué medida se adapta a ese criterio, puesto que la tendencia que tiene es convertirse simplemente en un organismo burocrático de planeamiento, sobre todo de la iniciativa privada, y control de la planificación. Sin embargo, lo cierto es que ha habido un olvido en la gestión del planeamiento que ha dado lugar a que se comenzara, con anterioridad a mi llegada aquí, una reorganización de la Gerencia. La terminación de esa reorganización es una de las primeras funciones que debo asumir como gerente, ya que sin ella es imposible mantener una disciplina urbanística, tan necesaria en Madrid en estos momentos.
P. ¿Tiene algo que ver esa reorganización con la corrupción que tantas veces se ha dicho que existía en Gerencia?
R. Debo aclarar que no tengo certeza de que tal corrupción exista, aparte de que no me gusta el término, entre otras cosas por la generalización que supone. Si es posible, sin embargo, que se haya producido alguna irregularidad. Los profesionales de esta casa son unos funcionarios públicos y lo cierto es que, fundada o infundadamente, han producido una imagen poco clara de lo que son los límites de la función pública. Y es precisamente esa imagen la que hay que rescatar.
En las futuras irregularidades que se puedan detectar, voy a actuar con toda la rigidez posible. La reorganización no está fundamentalmente encaminada a ello, pero puede que, en su momento, contribuya. El objetivo de ésta está, claramente, en lograr un mejor funcionamiento de la Gerencia en todos los sentidos.
P. ¿No va a disponer de poco tiempo para hacerlo?
R. Yo soy consciente de una cosa: es imprescindible agilizar este organismo y voy a intentar dejarlo sano, sea cual sea el tiempo de que pueda disponer para ello.
P. ¿Tiene arreglo el urbanismo de Madrid?
R. Yo creo que es muy difícil que tenga arreglo, ya que en el casco de la ciudad se ha producido una macización urbanística muy difícil de resolver. Pienso que las posibles soluciones han de venir por la conjunción de una serie de políticas por ejemplo, de transporte, muy rígidas, que permitan eliminar algo del agobio de la ciudad.
P. Pero aparte de eso, ¿qué haría falta cambiar?
R. Sobre el planeamiento ya ejecutado es muy difícil cambiar algo por la misma vía del planeamiento. Hay que pensar que existe un régimen de edificación privada sobre el que no se puede incidir si no es a base de fuertes indemnizaciones, con un dinero del que no se puede disponer, salvo en casos muy concretos, puntuales. La solución puede estar, sin embargo, en conseguir que la ciudad tenga el equipamiento del que adolece. Eso, aparte de las soluciones parciales que puedan situarse en la periferia.
P. ¿Permite Madrid que se siga construyendo en el suelo?
R. Salvo en las zonas céntricas de la ciudad, yo creo que sí. Además, no se están construyendo las viviendas sociales que se necesitan. Luego el problema es seguir construyendo en Madrid, aunque sólo sean viviendas sociales y para eso hace falta habilitar el suelo necesario.
P. ¿Podría servir el impuesto de radicación para impedir que Madrid siga creciendo?
R. El impuesto de radicación ha servido en alguna medida para frenar el asentamiento en Madrid de industrias y alejar las actividades indeseables. Pero hay un sector terciario sobre el que ese impuesto u otro similar nada podría hacer.
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