Francia podría ser ingobernable
Los resultados de la primera vuelta de los comicios legislativos franceses prueban que, a pesar de las transformaciones económicas y sociológicas de los últimos años, el electorado galo mantiene una cierta estabilidad. Por otra parte, el reequilibrio entre las cuatro fuerzas políticas, que representan a la gran mayoría del país, se ha realizado. La igualdad aproximada de gaullistas y giscardianos en la mayoría gubernamental, y de comunistas y socialistas en la oposición, hará de la Francia poselectoral un país difícilmente gobernable.
Si el escrutinio definitivo del día 19 confirma, como es presumible, los resultados de la primera ronda de las legislativas, el Partido Comunista y los gaullistas habrán conseguido su objetivo, y el presidente, Giscard d'Estaing, no habrá fracasado.El perdedor de estas elecciones, a pesar de que ha aumentado su porcentaje de electores respecto a las legislativas de 1973, habrá sido el Partido Socialista de Mitterrand, -que perseguía el constituirse en la primera fuerza política de Francia.
Mayoría gubernamental
La Unión por la Democracia Francesa (UDF), integrada por giscardianos, radicales y centristas, e inspirada por el presidente de la República, se había fijado un objetivo fundamental: crear una fuerza comparable a la gaullista para, a medio plazo, atraer a una parte de los socialistas y radicales de izquierdas, decepcionados por la derrota de la oposición, y, así, consolidar un partido de centro que le cortara las alas al gaullismo, mayoritario en la Asamblea Nacional.Este proyecto, con el 21,5% del electorado, que obtuvo en la primera vuelta, ha empezado a convertirse en realizable.
La Unión por la República (RPR), gaullista, por su parte, ha conseguido también lo que pretendía tras el desvanecimiento del gaullismo, después de la muerte del general Charles de Gaulle y la desaparición brusca de su sucesor, Georges Pompidou, implantar un partido populista conservador. Su líder, Jacques Chirac, con una campaña infatigable a lo largo y a lo ancho del país durante los últimos meses, recogió el 22,6% de los sufragios, porcentaje que le permitirá, probablemente, continuar siendo el grupo parlamentario más numeroso de la futura Asamblea, y que incluso le concederá el día 19 el título de primer partido de Francia, ligeramente por encima de los socialistas.
Oposición de izquierdas
El Partido Comunista Francés (PCF), desde el verano último, con su campaña contra el Partido Socialista (PS), se fijó como objetivo primero frenar el crecimiento de sus aliados, que se perfilaban como los beneficiarios electorales de la Unión de la Izquierda. Los resultados del domingo premiaron sus esfuerzos, ya que el bajón del PS, respecto al porcentaje que todos esperaban, se ha atribuido a los ataques paralelos de los comunistas y de los gaullistas, que, desde la mayoría gubernamental, hicieron de los socialistas los grandes «tramposos» del cotarro político galo. Sin embargo, el PCF impidió el triunfo exuberante que se prometían los socialistas, pero no en su beneficio, ya que el 20,5% conseguido en esta primera vuelta revela únicamente la estabilidad que le caracteriza desde hace cuatro lustros. Incluso ha perdido un punto respecto a las legislativas de 1973, consecuencia posiblemente del descontento que provocó en una fracción de su electorado su «guerrilla» contra los socialistas.Y, por fin, el «cuarto grande», el Partido Socialista. Paradójicamente, el PS ha sido el único partido que ha progresado al comparar su porcentaje de anteayer con el de las últimas legislativas, y, sin embargo, es el gran vencido de esta consulta. El 22,5% que le atribuyó ayer el escrutinio supone casi tres puntos más que los obtenidos en las legislativas del 73. Pero la última consulta electoral, las elecciones cantonales y todos los sondeos (los perdedores, también, de estas elecciones) hicieron pensar que llegaría, incluso, al 28%. Atacado por la mayoría gubernamental y por los comunistas, el PS y su líder Mitterrand en particular, no encontraron la respuesta adecuada para disipar las ambigüedades que caracterizan su propia naturaleza política y que fueron la diana del tiroteo de sus adversarios.
Hundimiento de los ecologistas
Al margen de «los cuatro grandes», de los grupos minoritarios, sólo los izquierdistas y en menor medida los ecologistas pudieran con sus votos influir en el resultado final. Los primeros consiguieron cerca del 4%, lo que representa un aumento sensible, consecuencia de las divisiones de los dos grandes partidos de izquierdas.El hundimiento de los ecologistas, previsto, no ha hecho más que confirmarse. Su 2% escaso demostraría su incapacidad para convertirse en fuerza política y parlamentaria. Pero estos grupos, como muchos de los votos feministas, podrían decidir la elección de candidatos comunistas o socialistas en la segunda vuelta.
En resumen, la verdad de las urnas ha confirmado que la transformación de la sociedad francesa tiende hacia la izquierda, pero lentamente: en los últimos cinco años, tras las últimas legislativas, la evolución en tal sentido se salda con un 3% escaso del electorado.
Por otra parte, la fuerza similar de las cuatro grandes corrientes políticas dificulta la formación de mayorías holgadas que permitan gobernar establemente. Y en este momento, es decir, a partir del próximo día 19, empezará, en realidad, una tercera vuelta en la que cada formación tendrá cartas importantes. En la mayoría, «si Chirac confirma su supremacía-, él será el patrón de la política francesa». En la oposición, muchos se interrogan ya seriamente sobre la viabilidad de la estrategia de «unión», que se considera un semifracaso.
Posición de ecologistas y trotskistas
Dos reacciones de signo opuesto al concluir la primera vuelta de las elecciones legislativas, han sido la de los candidatos verdes de Ecología 78 y la de los trotskistas, de la Liga Comunista Revolucionaria.Mientras los primeros reafirman su decisión de no hacer un llamamiento en la segunda vuelta para el desistimiento ni en favor de la mayoría ni de la izquierda, los segundos han pedido solemnemente a todos los grupos de extrema izquierda que renuncien en la segunda ronda en favor del candidato comunista o socialista mejor situado.
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