UCD y PSOE aplastaron a las minorías

La entente centrista-socialista aplastó ayer sin piedad a las minorías parlamentarias que, agotados los argumentos dialécticos para persuadir a los dos grandes de las conveniencias democráticas de que sean los concejales quienes elijan a los alcaldes, recurrieron a nuevas propuestas sobre la marcha, al, hilo del debate. UCD y PSOE se resistieron. Contestaron con palabras a las palabras, pero llevaron el debate al campo supremo de los votos.

Para socialistas y ucedistas, la victoria de ayer es un buen augurio electoral. Para todos, los únicos objetivos de sus oponentes eran copar el máximo posible de las 8.000 alcaldías que se van a ventilar. Lo dijo con campechanería uno de los perdedores, el señor Martínez Emperador, que sabe mucho de elecciones, aunque sólo sea de las orgánicas: «Aquí cada uno lo que quiere es obtener el mayor número de alcaldes.»En cualquier caso, la negociación para llegar a una fórmula de compromiso no pudo lograrse, porque las posiciones están comenzando a endurecerse entre las fuerzas políticas, a pesar de los matrimonios de conveniencias. La fórmula comunista aportada ayer ofrecía ciertas garantías a todos. En cambio, la propuesta de la minoría catalana sólo habría contribuido a complicar las relaciones de Josep Tarradellas con los parlamentarios catalanes. En todo caso, UCD y PSOE parecen preferir que no se introduzcan nuevos contrincantes en un área -la municipal- en la que cada uno de ellos ya tendrá bastante adversario con su oponente.