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La broma del "eurocomunismo"

Hace tiempo ya -y ello es algo evidente a los ojos de un observador externo- que a los comunistas y simpatizantes de España se les toma el pelo de forma abierta y descarada, siendo ello soportado con un estoicismo y una paciencia ejemplares de verdadera antología. Pero, en el presente, mi convicción de la efectiva magnitud de la profunda fe religiosa y ¿quizá no? del masoquismo que necesariamente debe mover a los adheridos es mayor y más fuerte que nunca. De otro modo resultaría prácticamente imposible comprender la capacidad de resistencia, adaptación (y de adhesión a principios de seguridad) que, en la suma de contradicciones, patentizan.En concreto, ahora, ante la inflación de la campaña promovida tras el invento del «eurocomunismo» -mira por dónde don Santiago pretende pasar a la historia como original pensador político-, la manifestación, hasta extremos impensables, de esta capacidad de creyentes, fieles y obedientes, se pone más de relieve todavía ante la cantidad y magnitud de las oscilaciones y variaciones surgidas en torno al dogma y la moral.

, 22 febrero

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