Los productos que utilicen sacarina deberán advertir el riesgo de cáncer
Todos los productos farmacéuticos norteamericanos que contienen sacarina han aparecido desde el martes con una indicación en la que se hace constar que pueden ser peligrosos para la salud, ya que experiencias llevadas a cabo con animales han mostrado la aparición de cáncer de vesícula. La entrada en vigor de la medida cancela, por ahora, un gran debate que ocupó a la opinión pública sanitaria de todo el mundo durante buena parte del año 1977.
Hace aproximadamente un año saltaba a la prensa la noticia de que la sacarina podía producir cáncer. Funcionarios del organismo norteamericano que controla la calidad y composición de los productos alimenticios y farmacéuticos, Food and Drug Administration (FDA), afirmaban que si bien «antes no se había podido demostrar con certeza que la sacarina pudiese causar cáncer, pruebas realizadas por científicos canadienses mostraron inequivocamente que esta sustancia puede producir tumores malignos de vejiga en las ratas».Cundió la alarma y mientras algunos científicos y entidades apoyaron la señal de alerta del organismo sanitario de Estados Unidos, otros criticaron seriamente lo que se consideró alarmismo innecesario cuando no manipulación de intereses.
Según un organismo suizo, la Sociedad Suiza para la Diabetes (SSD), la oficina norteamericana perdía su credibilidad en todo el mundo con su propuesta de prohibir la sacarina. Según los especialistas de SSD, las experiencias realizadas en Canadá con las ratas no tienen carácter probativo alguno, ya que la experiencia consistió, siempre según la entidad suiza, en suministrar a estos animales una dosis de sacarina equivalente a un kilo de azúcar por kilo de peso y por día a un hombre. Eso equivaldría a que un individuo de setenta kilos, por ejemplo, consumiese setenta kilos de azúcar por día. La sociedad suiza aseguró que iguales dosis de azúcar suministradas a las ratas habrían provocado su muerte inmediata. Sin embargo, lo curioso del caso es que las referidas dosis lo que provocaron en las ratas fue cáncer de vesícula y no otra anomalía.
Implicaciones económicas
De hecho la sacarina es altamente empleada en el mercado por su ausencia de calorías. No se trata de una sustancia alimenticia sino de un producto inocuo empleado por personas como las diabéticas o las que están sometidas a tratamientos contra la obesidad.
La sacarina es de hecho un producto superfluo, como son superfluas tantas otras cosas que usamos, según expresaron por aquellos días numerosos especialistas, pero de ahí a ser un agente cancerígeno hay una gran diferencia.
Sin embargo, contra vientos y mareas, el organismo de la Administración norteamericana siguió adelante en su idea de prohibir la puesta en el mercado de la sacarina. No era la primera vez que Food and Drugs Administration daba una alarma de este tipo. Bastantes años antes, FDA prohibió el empleo de la talidomida en Estados Unidos, evitando de ese modo toda la trágica serie de nacimientos con malformaciones congénitas que se produjeron en el continente europeo, donde la talidomida no fue retirada del mercado farmacéutico. Con posterioridad a este hecho, FDA dio de nuevo una voz de alarma, esta vez respecto a los ciclamatos empleados en numerosos productos alimenticios y bebidas, a los que se consideró también como agentes productores de cáncer, medida que más tarde se levantó ante experiencias posteriores que mostraron una menor peligrosidad en los ciclamatos de la que se había previsto en un primer momento.
Ante la amenaza de su prohibición se levantó la protesta airada de entidades afectadas. Sherwin Williams, primera entidad productora de sacarina del mundo, comenzó a actuar a través de la opinión pública y del Congreso norteamericano para evitar la prohibición. No faltó quien consideró que la alarma ante la sacarina no era sino un apoyo indirecto al azúcar, cuya. subida de precio iba a coincidir con el anuncio del peligro de la sacarina.
Conclusión del Congreso
El Congreso de Estados Unidos consideró la postura del organismo sanitario y de acuerdo con un estudio realizado en la Oficina de Asesoramiento Científico del Congreso se llegó a la conclusión de que «la sacarina es una causa potencial de la aparición de cáncer en los seres humanos». El estudio realizado señaló que existen pruebas suficientes para considerar a la sacarina como producto cancerígeno para el hombre, aunque todavía no se ha podido determinar en qué cantidad.
La decisión final que se ha adoptado es la de no prohibir el producto pero notificar claramente al consumidor de sus riesgos. Análogamente a lo que se hace en aquel país con las cajetillas de cigarrillos, el producto es portador de una comunicación en la que se notifican al ciudadano los riesgos existentes a tenor de las investigaciones realizadas.
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