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Georges Marchais renueva sus ataques contra los socialistas franceses

Las relaciones entre los dos partidos determinantes de la oposición de izquierdas, el Comunista y el Socialista, se agravan más aún y de manera progresiva, a medida que se acercan los comicios legislativos de marzo. Su electorado, a pesar de las disputas «suicidas» entre los dos líderes mayores de la oposición, Georges Marchais (PCF) y Francois Mitterrand (PS), continúa manifestándose fiel -el 51% de los franceses según el último sondeo-, pero teme el fracaso.

Setenta mil personas, reunidas anteanoche en la puerta de Versalles en un importante mitin del Partido Comunista Francés, «aplaudieron la política comunista », según la estimación del partido y abuchearon la política de los socialistas, y más particularmente a su líder, Francois Mitterrand. El encarnizamiento contra este último alcanzó su clímax cuando un orador recordó que en 1956 había defendido la presencia francesa en Argelia. La hostilidad de los comunistas de la región parisiense arreciaba cada vez que su secretario general, Georges Marchais, pronunciaba el nombre del primer secretario del PS para acusarle, más explícitamente que de ordinario, de pretender «afianzar el capitalismo».

Esta manifestación, celebrada sintomáticamente en el mismo local en el que los tres partidos de la Unión de Izquierda, al frente de sus tres líderes, festejaron la firma del Programa Común en 1972, no aportó elementos realmente nuevos a la atmósfera de tensión que degrada las relaciones entre comunistas y socialistas. Pero el marco espectacular y el ahínco casi rabioso contra el PS y contra el señor Mitterrand en vísperas del comienzo de la campaña electoral, ha aumentado la perplejidad del electorado de izquierdas.

La estrategia del fracaso

Hace algunas semanas, el señor Mitterrand afirmó que «Marchais tiene en sus manos la llave del fracaso». Tras el mitin de anteanoche, «hay que empezar a creer que ya está introduciendo la llave en la cerradura», se estimaba ayer. Todo indicaría, se sospecha, que su estrategia actual -redoblar las acusaciones contra la política capitalista del PS y pedir, un día y otro, la presencia de comunistas en el Gobierno como única garantía de cambio de sociedad- estaría destinada a justificar su deseo «íntimo» de fracaso.Nadie comprende ya como sería posible superar la intransigencia de ambos partidos respecto a la condición que cada uno le exige al otro, para discutir un programa común y preservar las posibilidades de victoria que les siguen concediendo los sondeos.

El PS rechaza categóricamente toda discusión programática antes del resultado final el día 19 de marzo y el PCF amenaza con no desistir en favor de los socialistas, si no se formula un programa entre las dos vueltas del escrutinio.

Si al final, a pesar de la estrategia del fracaso del PCF, la victoria fuese para la izquierda, hay que empezar a pensar que los comunistas podrían negarse a gobernar con los socialistas, se estimaba ayer entre estos últimos.

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