El largo viaje de las 2.000 pesetas.
Cada vez son más frecuentes en esta ciudad los casos de rebeldía protagonizados por los damnificados de la grúa, que se resisten a ver desaparecer su coche a lomos de un artefacto absolutamente necesario para unos y enemigo público número uno para otros.Cada día son más los madrileños que hacen gratis el recorrido entre cualquier calle y Aravaca o el paseo de la Florida para, al final, pagar 2.000 pesetas más la multa correspondiente a su infracción. Alrededor de doscientos vehículos diarios son forzosamente transportados y doscientos propietarios sienten la sensación irrefrenable de protestar enérgicamente por lo que consideran un abuso. «Bájese usted», «No me da la gana», es un diálogo cada vez más frecuente entre usuarios y agentes de la autoridad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.