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Hay que convertir a los bancos oficiales en entidades más dinámicas

La banca oficial, que tradicionalmente ha jugado un papel muy específico dentro de la economía española, tiene ante sí la difícil tarea de amoldar sus estructuras y actuaciones a la nueva etapa política, según decisión de los grupos políticos que quedó reflejada en el pacto de la Moncloa. El especial significado del Banco Hipotecario dentro del crédito oficial y el papel a jugar por esta entidad en el desarrollo del programa económico del Gobierno motiva la entrevista con su presidente, Luis Gamir, quien analiza los profundos cambios que la banca oficial deberá protagonizar.

EL PAÍS: ¿En qué medida afecta el desarrollo del pacto de la Moncloa al crédito oficial?Luis Gamir: El pacto de la Moncloa implica un reto profundo para los bancos oficiales, y muy especialmente para el Banco Hipotecario. Los bancos oficiales tendrán en adelante que obtener la tercera parte de su pasivo en el mercado y no se podrán conformar únicamente con la asignación de recursos recibidos a través del Instituto de Crédito Oficial. Ello transforma a la banca oficial en auténtica banca, es decir, en entidad de intermediación de recursos financieros, dado que tiene que captar recursos escasos y luego asignarlos, mientras que hasta ahora, salvo en contadas excepciones, las entidades oficiales de crédito se limitaban a la segunda función. Simultáneamente, sin perder su especialización en el medio y largo plazo, la banca oficial podrá pasar a realizar todo tipo de operaciones activas, incluidas las de corto plazo, que si bien no le estaban legalmente vedadas, era un campo en el que no venía entrando. Por último, podrá recurrir a los créditos de regulación monetaria del Banco de España. Todo ello puede implicar una transformación considerable en los bancos oficiales, convirtiéndolos en entidades mucho más dinámicas y «bancarias» por propio imperativo del pacto de la Moncloa.

El pacto de la Moncloa afecta, además, de manera especial al Banco Hipotecario, dado que exige el establecimiento de un auténtico mercado hipotecario en nuestro país.

EL PAÍS: ¿Cómo encuadraría al Banco Hipotecario dentro de la banca oficial?

L. G.: Podríamos quizá realizar una doble clasificación de la banca oficial, por un lado, con un criterio sectorial, y, por otro, con un enfoque espacial.

El Banco Hipotecario de España se sale en parte -sólo en parte- de este esquema. Su especialidad proviene de su historia, de sus instrumentos de financiación y también de los sectores a los que atiende. Si un activo importante para cualquier banco es la seguridad, es importante la imagen de nuestro banco, de más de cien años de historia y de estar especializado en algo que da tanta seguridad como es la hipoteca. Precisamente es ello lo que le va a facilitar su especialización en el empleo de la cédula hipotecaria como instrumento de obtención de recursos, cédula hipotecaria cuya solidez está garantizada por la operación de hipoteca. Por último, desde el punto de vista sectorial, el banco se especializa en determinados servicios, lo que completa el enfoque sectorial del resto de la banca oficial; en la mejora de estructuras agrarias, línea de gran tradición, y en la construcción y la vivienda.

EL PAÍS: ¿Qué criterios se siguen para la distribución de recursos?

L. G.: El crédito oficial implica una subvención implícita, que se puede calcular capitalizando la diferencia entre las condiciones de intereses y plazos en relación con la situación pura de mercado. Por ello debe dedicarse a actividades en las que el beneficio social sea mayor que el privado. El crédito del Banco Hipotecario afecta a una serie de actividades tales como la construcción y financiación de la adquisición de viviendas, especialmente en el terreno de la primera vivienda y de la vivienda social; mejora de las estructuras de comercialización interior; transformación, creación y reconversión hotelera y desarrollo de otros recursos turísticos; mejora de fincas rústicas; ayudas a repatriados del Sahara y a los perjudicados por inundaciones y otros daños especiales, etcétera, en las que el beneficio social es superior al privado. Simultáneamente, a través del crédito hipotecario general, se consigue que el crédito oficial esté presente en el mercado general de las hipotecas.

Desde otro punto de vista hay que destacar que la oferta de fondos en casi todas las líneas es inferior a la demanda. Para asignar estos recursos escasos se ha venido teniendo en cuenta, aparte del informe favorable de determinados organismos de la Administración para ciertas líneas, el criterio de antigüedad en la presentación de la solicitud. Ello ha sido la causa fundamental del tiempo que se tarda en recibir el crédito, por la formación de «colas». Se va ahora a pasar a un nuevo sistema que combinará, en ciertas líneas, dicho criterio de antigüedad en la presentación con un baremo según la finalidad del crédito, el tamaño de la empresa -se favorecerá muy especialmente a las pequeñas y medianas empresas- el tipo de garantía ofrecida, la cuantía solicitada, etcétera.

EL PAÍS: ¿Existe realmente dentro de la banca oficial un criterio de profesionalización o por el contrario privan otros intereses?

L. G.: La profesionalización del Banco Hipotecario de España se está consiguiendo en tres niveles. En primer lugar, la selección general de personal se realiza por pruebas objetivas de capacidad y simultáneamente se va a crear una escuela de formación para el reciclaje del personal ya existente, sobre todo a la vista de las nuevas funciones y de la reconversión general que va a tener el banco. En segundo lugar, el actual consejo de administración está constituido por representantes de los diversos Ministerios relacionados con el banco. Esta representación se realiza a nivel de subdirectores generales, lo que viene a coincidir con funcionarios realmente cualificados en sus áreas respectivas, que ayudan a una coordinación continua entre la actuación del banco y la de los diversos departamentos ministeriales. El consejo se ha modificado muy recientemente y, en mi opinión, su calidad y profesionalidad es elevada. Estamos utilizando a los consejeros cada vez más intensamente para muy diversas labores del banco.

EL PAÍS: ¿Qué papel deben jugar las cédulas en el esquema financiero?

L. G.: Históricamente las cédulas hipotecarias han tenido gran importancia y han respondido a las preferencias de inversión de un determinado sector de la población española.

Tras un largo paréntesis en la emisión de cédulas hipotecarias que se abre con la nacionalización del banco, vuelve a aparecer en 1976 y de nuevo en 1977 la figura tradicional, aunque las emisiones fueron colocadas en su casi totalidad en determinados centros del mercado institucional.

«Crear un auténtico mercado hipotecario»

Lo que buscamos ahora es crear un auténtico mercado hipotecario. La cédula debe resultar atractiva al mercado institucional y al ahorra dor último de la economía. Para ello hace falta ofrecer tres condiciones: seguridad, de la cual no hay duda, dado que la garantía son todas las hipotecas del banco, rentabilidad, lo que exige tipos de interés realistas, y, por último, liquidez, para lo que se va a crear un amplio mercado secundario.EL PAÍS: ¿Qué política sigue el BH de cara a conseguir una mayor coordinación con otras entidades dedicadas al mercado hipotecario?

L. G.: Estamos empeñados en lograr la coordinación de todas las entidades financieras que por su vocación o por su especial posición en el mercado puedan jugar un papel destacado en el mercado hipotecario. Se están realizando continuas reuniones bilaterales, aparte de la creación de una comisión especial al respecto.

EL PAÍS: ¿Qué papel juega la vivienda en el BH y hasta qué punto el banco puede jugar un papel importante en este sector?

L. G.: El Banco Hipotecario de España tiene una clara vocación histórica por el sector de la vivienda, a cuya financiación debe ayudar de manera importante, siempre con la máxima coordinación con el Banco de Crédito a la Construcción.

Parece lógico que, por la mayor diferencia entre beneficios sociales y privados, nos dediquemos de forma preferente a la financiación, de viviendas destinadas a la población de menor renta y simultáneamente a favorecer la construcción de edificios en régimen de alquiler, otorgar préstamos al comprador para la adquisición de su propia vivienda y habilitar créditos para modernización y reforma de las viviendas. El mercado hipotecario en general debe acabar convirtiéndose en el instrumento fundamental para la financiación de la adquisición y construcción de viviendas, tal como ocurre en otros países occidentales.

EL PAÍS: ¿Están previstas variaciones en el plazo de devolución del crédito para la compra de viviendas?

L. G.: Como se acaba de exponer, es objetivo preferente facilitar el acceso a la propiedad de la vivienda a la población de menor nivel de renta, lo que aconseja financiaciones a largo plazo. La eficacia del sistema de financiación depende básicamente de la adecuación del tipo de interés y plazo al nivel derenta disponible del comprador de la vivienda. La emisión de cédulas -con plazos largos- unidos a un mercado que permita su liquidez, será un instrumento básico de captación de pasivos, que haga posible los créditos hipotecarios a largo plazo. La cédula debe sustituir a la letra de cambio como activo de financiación de los plazos en la vivienda. En todo caso, hay que recordar que en la actualidad el plazo de amortización en la línea de crédito de financiación para la construcción de viviendas es de quince años, aunque la oferta de fondos ha resultado muy inferior a la demanda.

«Promover el cambio de las estructuras comerciales»

EL PAÍS: ¿En qué medida influye la política del BH en la balanza de pagos?L. G.: El Banco Hipotecario trata de contribuir directamente a la mejora de nuestra balanza de pagos, financiando la construcción de viviendas para ser adquiridas por extranjeros cuya devolución tanto del principal como de los intereses se realiza en divisas y facilitando nuestras ventas fuera a través de la financiación de la construcción de depósitos reguladores para la exportación, que tan necesarios son para establecer una adeucada red comercial exterior.

EL PAÍS: ¿Tiene algún futuro la labor del BH en la mejora de las estructuras comerciales?

L. G.: De verdad, un futuro importante: estamos viviendo la crisis del sistema tradicional de comercialización interior y su sustitución por otras estructuras más modernas, que se ajusten mejor a los precios relativos de los factores de producción (trabajo, capital físico, suelo, capital humano, etcétera) y a las nuevas condiciones de la demanda (con transporte propio, congeladores, conocimiento de las mercancías antes de entrar en las tiendas, etcétera). Hay que ayudar a los actuales comerciantes para que sean los protagonistas del cambio. La ayuda financiera parece básica para disminuir el coste social de la crisis estructural y potenciar un nuevo comercio que acerque los precios entre productor y consumidor.

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