La corrupción de TVE desde dentro

Al comenzar la enésima campaña de prensa contra RTVE ensalzando la corrupción superlativito del medio, ejemplo de quiste nocivo del país que debe ser extirpado con los 7.000 bacilos contagiosos que lo emponzoñan, y no producirse ninguna señal de reacción (al menos que yo sepa), me siento incapaz de resignarme a ser víctima del forcejeo político que se cierne sobre el «goloso» medio de comunicación, para conquistarlo como importante cota que es en la batalla por las municipales.Soy un empleado de RTVE con una historia muy repetida en esta casa, con más de tres lustros de servicio, ingresado por oposición, y ascendido en este tiempo cuatro veces, todas ellas por examen. Ni simpaticé con Franco ni el franquismo, ni estoy afiliado a ningún partido ni sindicado en ninguna central.

Por más que miro hacia atrás, no encuentro mi delito ni el de la legión de trabajadores que tienen que soportar por un lado, la amenaza latente de la privatización del medio, por otro, la reestructuración en diferentes empresas al estilo del fracasado plan de la ORTF, y además soportar las bromas de sus amigos sobre la corrupción y que sus hijos lo escuchen en el colegio. Somos el tema más popular de España: una revista sensacionalista, perteneciente a una empresa interesada en participar en esta privatización según he leído, ha tapizado la portada de uno de sus números con los «trapos sucios de TVE», otro períodico de la misma editorial proclamó a primera plana la «guerra de TVE», dando más importancia a la reacción que había suscitado entre nosotros el bochornoso nombramiento de tres nuevos directores, que al asesinato del señor Viola. También EL PAIS dedica un gran número de páginas en su dominical, argumentando la enemistad entre Sánchez Bella y Suárez (que puede ser cierta), con un incidente técnico del que fui testigo al reproducir un videotape con el mensaje del Papa acontecido el Año Santo de 1965, y no tengo noticias de que se repitiera en 1971.

Desde luego hay corrupción en TVE, igual que en todo el país,o quizá más, pero como todas las corrupciones, es privativa de unos cuantos, el resto nos encontramos en un medio del que tiran en todas direcciones haciéndonos sentir como Niko (el pato de Mari Carmen) manejados.