_
_
_
_
_
Entrevista:

"El nuevo Gobierno no resolverá ningún problema"

EL PAÍS: ¿Cuáles son los objetivos de la política del PCP tras la formación del nuevo Gobierno?Alvaro Cunhal: Los objetivos del PCP en 1978 seguirán siendo la defensa de las conquistas revolucionarias -nacionalizaciones, reforma agraria, control obrero- del régimen democrático consignado en la Constitución y de una política de firme defensa de la independencia nacional, amenazada por el imperialismo con el concurso de ciertas fuerzas internas que quieren restablecer el poder económico y político de los grupos monopolistas.

El PCP preconiza, para salir de la crisis económica y financiera, un gran esfuerzo nacional y patriótico basado, fundamentalmente, en los recursos y energías internos, para conseguir una reducción tan rápida como posible de los déficit de las balanzas comerciales y de pagos.

El Gobierno de coalición contra natura del PS con el partido de la extrema derecha parlamentaria no estará en condiciones de llevar una política de este tipo, no resolverá ninguno de los problemas nacionales, al contrario, los empeorará y, en consecuencia, está condenado al fracaso.

EL PAÍS: ¿Cómo es que su partido no adoptó una actitud de oposición de principio a la política planeada por el PS, sino que se mantuvo dialogante hasta el último momento?

A. C.: El PCP nunca tuvo una actitud de oposición sistemática, tratando siempre de intervenir de manera constructiva en la resolución de los problemas nacionales.

Por esto, a pesar de las severas críticas que formulamos contra la acción del Gobierno socialista y de la dirección del PS, hemos hecho propuestas muy concretas para un acuerdo entre nuestros partidos. Frente a los ruinosos déficit de las balanzas comercial y de pagos, el PCP ha sido el primer partido en plantear la necesidad de una política de austeridad. Pero no comprendemos la austeridad como lo hacen los capitalistas y los partidos burgueses. Austeridad no puede significar hacer pagar el precio de la crisis a los trabajadores mientras se entregan miles de millones de indemnizaciones a los capitalistas y latifundistas que fueron expropiados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Los trabajadores portugueses están dispuestos no sólo a aceptar, sino a intervenir activamente en una política de austeridad, pero para eso, es necesario que sus derechos estén asegurados y que cese la ofensiva que tiende a la restauración del poder del gran capital.

EL PAÍS: Usted ha anunciado que el movimiento sindical no aceptaría un pacto social impuesto por el Gobierno. De hecho, por el patronato. ¿Está el movimiento sindical portugués, atomizado como lo está en sindicatos profesionales, en condiciones de trabar esta lucha?

A. C.: La división y el debilitamiento del movimiento sindical es uno de los grandes objetivos de la reacción para liquidar las grandes conquistas de la revolución e imponer un pacto social empeorando las condiciones de vida de los trabajadores en beneficio de los capitalistas. Es significativo que, en los acuerdos firmados entre el PS, y el CDS, la legislación sindical figure entre los problemas prioritarios para la cooperación de los dos partidos en el Parlamento. La nueva coalición proyecta una reglamentación sindical que, liquidando la libertad sindical, establezca esquemas obligatorios conduciendo a la destrucción del movimiento sindical unitario y al control de los sindicatos por el patronato, el Gobierno y los partido que representan los intereses del capital. Pero este plano está condenado al fracaso. El movimiento sindical portugués es fuerte, unido, y lleva una firme política de clase, contando con una gran experiencia de lucha.

El balance de las elecciones sindicales en 1977 es significativo: en 111 elecciones, las listas unitarias patrocinadas por la intersindical han ganado en 83 sindicatos, cuyos asociados representan el 81 % del total de los trabajadores. Las listas patrocinadas por el PS han perdido las posiciones que ocupaban en la dirección de veintitrés sindicatos.

EL PAÍS: La ruptura ahora consumada en el PS y el PCP, que tiene similitud con una evolución en el mismo sentido en otros países europeos (Francia, España), ¿va a seguir y agravarse?

A. C.: La evolución favorable o desfavorable de las relaciones entre los comunistas y socialistas de otros países tiene siempre repercusiones en un país dado, pero, en lo esencial, los factores intemos son determinantes. Sin embargo, sin olvidar la irregularidad del desarrollo de las sociedades y del proceso revolucionarió y la diversidad de las situaciones, los trabajadores y las fuerzas progresistas enfrentan, en todas partes, problemas comunes. El acercamiento, el entendimiento, la cooperación y la acción común de comunistas y socialistas son la. condición, en numerosos países, para asegurar una política democrática y progresista.

EL PAÍS: ¿Espera el PCP beneficiarse de su situación de oposición al Gobierno Soares?

A. C.: Frente a los graves problemas que Portugal afronta, la actitud del PCP no está determinada por la preocupación de sacar ventajas partidarias. Seguimos preocupados de contribuir para la solución de estos problemas, encontrando una salida para la crisis económica y financiera que salvaguarde el régimen democrático y la independencia nacional.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_