Martín Villa: "Nuestras ciudades son más seguras que otras capitales europeas"
El ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, reconoció anoche en el curso de una rueda de prensa televisada en directo la psicosis de miedo que existe en todo el país, y especialmente en las ciudades de Madrid y Barcelona, ante la creciente escalada de la delincuencia, aunque señaló que aún nuestras ciudades son más seguras que otras capitales europeas. El ministro, que calificó esa situación de cierta y preocupante, manifestó que el Ministerio del Interior y las policías continuarían ejerciendo su autoridad «lejos de todo verbalismo autoritario y de toda demagogia de la elemencia», con el fin de que los españoles puedan ejercer sus derechos de paz y tranquilidad.Durante la rueda de prensa, moderada por Joaquín Soler Serrano, el señor Martín Villa contestó a las preguntas de los directores de El Correo Catalán, Lorenzo Gomis; de Informaciones, Jesús de la Serna; de La Gaceta del Norte, de Bilbao, Manuel González Barandiarán, y de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián.
Martín Villa, que se refirió a que los sucesivos indultos y amnístías habían influido en el incremento de la delincuencia, habló igualmente del desfase entre las actuaciones de la policía y las leyes procesales y penales para repetir conceptos sobre eficacia y confianza en las fuerzas de orden público ya vertidos anteriormente por él mismo en diferentes intervenciones.
Sobre el tema de los presuntos asesinos del señor Bultó, al parecer los mismos que los del rnatrimonio Viola, el ministro señaló que tras la aplicación de la amnistía, contra la que él se había pronunciado, se sometió a vigilancia a los mismos, pero que éstos se les habían escapado a funcionarios de la policía.
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Martín Villa: "Es absolutamente necesario compaginar la autoridad con la libertad"
(Viene de la primera página)Tras referirse a que la escalada de violencia en cualquier caso no puede incidir en la marcha del actual proceso político, Martín Villa señaló, contundente, que «es absolutamente necesario compaginar la autoridad con la libertad bajo el imperio de la ley».
Lorenzo Gomis señaló al ministro la especial preocupación existente en Barcelona ante la escalada del terrorismo de tipo político, refiriéndose a los cuatro atentados registrados en el último año: El Papus, Bultó, Scala y matrimonio Viola.
El ministro dijo que, entre los cuatro, le preocupaba realmente el de la sala de fiestas Scala, ya, que en él han actuado movimientos libertarios que pueden suponer una amenaza importante para la convivencia ciudadana. El caso de El Papus quedó esclarecido, señaló, y en cuanto a los del señor Bultó y el matrimonio Viola están descubiertos, aunque no localizados, tras el segundo crimen, los autores.
En cuanto a la delincuencia de tipo común, señaló que había que constatar que el trasvase de la población rural a las ciudades había influido en los índices de delincuencia, «aunque en el caso de Barcelona, la ciudad -dijo- es más segura que muchas ciudades europeas».
Relación policía-justicia
Preguntado por Jesús de la Serna por qué la mayor parte de los detenidos por la policía eran puestos en libertad después de haber sido pasados a disposición judicial, el ministro desvió inicialmente el tema para hablar de la eficacia de la policía en los delitos contra las personas («cuatro de cada cinco son descubiertos»), para terminar señalando la necesidad de revisar las leyes procesales y penales de nuestro país, con el fin de poder equilibrar hasta donde sea posible las actuaciones de la policía y de los tribunales.
González Barandiarán preguntó al ministro si los sucesivos indultos y amnistías habían influido en la escalada de la delincuencia. Martín Villa respondió que no sólo lo creía, sino que estaba seguro en los casos de la delincuencia común, aunque no así en las amnistías de tipo político.
«De cualquier forma -señaló- los dos Gobiernos Suárez hicieron en cada momento lo que debieron de hacer. Quiero señalar que la amnistía concedida es la última y que ahora estamos en borrón y cuenta nueva. »
Normal incremento de delincuencia
Juan Luis Cebrián habló de que el Gobierno había practicado la demagogia de la clemencia, a la que se había referido al comienzo el ministro al practicar sucesivos indultos y amnistías a presos comunes, cuando se estaba pidiendo la amnistía política, con lo que ello pudo haber incidido sobre la escalada de la violencia.
Martín Villa replicó que, a su juicio, el incremento de los delitos comunes podría calificarse como normal, para entrar en una serie de consideraciones de por qué la amnistía se concedió, justificando esta actitud en la situación política del país de hace un año, que calificó como extremadamente difícil. Se refirió de forma especial al País Vasco, «que era el verdadero reto de entonces», dijo, y reiteró que «el Gobierno hizo siempre lo que tenía que hacer». El resultado, añadió, desde el punto de vista de la amnistía política, no fue malo.
Juan Luis Cebrián señaló entonces que si bien es cierto que a la policía le faltan medios, tiene, por otra parte, mala imagen, entre otras cosas por haber practicado torturas y haber incurrido en sevicias, al tiempo de mantener en muchos cargos importantes a policías muy caracterizados durante el franquismo.
Martín Villa afirmó que efectivamente la policía tiene que abrirse a la información, «aunque hay que comprender que hay cosas de las que no se puede informar», para entrar en el tema de fondo de que a la actual policía española no se la puede clasificar como demócrata o no demócrata. «Hay que enjuiciarla desde un punto de vista de la eficacia». «Los dos Gobiernos Suárez quisieron hacer una reforma política y no una revolución política. Si hubiese sido el segundo caso dudo, para empezar, que yo hubiese sido el hombre idóneo para este Ministerio. No se debía de hacer una policía política, sino una policía eficaz al servicio del Gobierno. Yo no voy a hacer una depuración policial, sino una ambiciosa reforma policial». Martín Villa rechazó de plano el tema de las torturas de la policía como el de Ia «complacencia de la policía con el terrorismo blanco».
Soler Serrano hizo una pregunta escueta: «¿A mayor libertad, menos seguridad?». Martín Villa rechazó igualmente el tema. «Debemos hacer compatibles las dos cosas. No se puede ser libre sin estar seguro, y no puede haber, seguridad sin libertad. »
Se refirió nuevamente el ministro a la ampliación de la policía, con la creación de comisarías en ciudades de más de 20.000 habitantes (citó los casos de Hospitalet, Elche, Ponferrada y otros, donde no había Policía Armada), para señalar que la policía debe de estar en la calle, y la gente tiene que acostumbrarse a ello y a tener confianza en las fuerzas de orden público. «No sólo cuando haya colisiones entre ciudadanos y policías, que también tendrá que haberlas en lo sucesivo. »
Sobre el tema de las posibles policías autonómicas dijo que cuando entren en vigor las autonomías tendría que existir colaboración entre las policías autonómicas y las del Estado, con primacía de estas últimas, «porque la seguridad del Estado no es cuestionable».
Preguntado por Juan Luis Cebrián si se había opuesto en su día a la aplicación de la amnistía contra los presuntos asesinos de Bultó porque temía que éstos pudieran reincidir, ya que se había sometido a vigilancia a los mismos, contestó que inicialmente no se había opuesto a la amnistía ante ese temor, y que había sometido a vigilancia a los mismos, «aunque se nos escaparon -dijo-, cosa que le puede ocurrir a cualquier policia». «Me opuse a la aplicación de la amnistía porque consideré que la misma no podía incluir a los GRAPO, al caso Bultó y a los implicados en la matanza de Atocha. »
González Barandiarán insistió en las discrepancias policía-tribunales, de las que el ministro dijo «que ni son de ahora ni son sólo de España», recalcando que en cualquier caso los juicios deberían celebrarse con mayor premura con el fin de que no se amontonen en las cárceles reclusos a la espera de juicio.
Martín Villa finalizó su intervención volviendo de nuevo al tema de la inseguridad de las ciudades. «El paro juvenil y la crisis económica han influido notablemente en el incremento. Pero les diría a los profesionales del catastrofismo que las ciudades españolas son más seguras que las de los países que nos rodean.»
Es la primera vez que un ministro español comparecía en directo en una rueda de prensa televisada.
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