La Guardia Civil mata el primer novillo de la feria
Un novillo de Gregorio Ortega se escapó del encierro en Valdemorillo, y campo a través tomó las de Villadiego, camino de Fresnedilla. Pero debió pensarlo mejor y se quedó con las vacas del Victoriano, en un prado próximo, a la espera de la Guardia Civil, que acabó con su vida.Fue un encierro improvisado, en un largo y poco acondicionado recorrido. A un lado, las talanqueras, y al otro, un muro de piedra, muro muy alto. El novillo bajó del camión un tanto alborotado, sorprendido por la algarabía de los mozos, corrió unos metros, se vio acosado y aprovechó un desnivel del terreno para saltar el muro. Por delante se llevó una piedra de gran tamaño. Se refugió primero con unos-chotillos que pastaban cerca del muro, para luego emprender veloz huida ladera abajo. El resto del encierro fue normal, se acortó el recorrido y no hubo más accidentes; insólito al no ir los novillos arropados por cabestros.
Plaza de toros de Valdemorillo
Primera de feria. Tres novillos de Gregorio Ortega, mansos pero toreables, y dos de Leonardo Arroyo (segundo y cuarto), mansos y difíciles. El Maletilla de Oro: oreja. Aviso y silencio. José Lara: oreja. Aplausos. Rafael Peralta Acedo: oreja en el único que mató. A la muerte del quinto novillo se suspendió la corrida por falta de luz.
La novillada, gorda y bien presentada, salió mansa, pero toreable. El tercero fue ideal por el pitón izquierdo, y el quinto fue un buen novillo. José Lara hizo lo más torero de la tarde. cumplió en los dos con el capote. Al segundo lo consintió bien en la muleta, en una faena valiente con buenos derechazos, dos pases de pecho y unos muletazos finales a dos manos. En el quinto destacaron unos naturales cargada la suerte perfectamente ligados con dos de pecho, dos series con la derecha a pies juntos, erguida la figura.
Maletilla de Oro, voluntarioso con el capote y la muleta en los dos, pero vulgar. Al cuarto no lograba matarlo y un espectador de barrera le ayudó sacando el estoque, pero el novillo, de cemento armado, no caía; otra estocada (la mil o por ahí) y Calatayud hunde el estoque y el espontáneo de barrera lo saca rápido. Por fin muere, casi de noche. Peralta Acedo, verde con el capote y verde con la muleta. Llegó la noche negra y no pudo matar al sexto.
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