Grave motín en la prisión de Carabanchel

Un posible muerto, diez heridos, veinte automutilados y daños materiales que no han sido evaluados aún, es el balance del grave motín registrado ayer en la cárcel de Carabanchel. Seiscientos cincuenta presos, entre la tercera y la séptima galería de la prisión de Carabanchel, se amotinaron y se mantuvieron en esa actitud durante toda la tarde. Según el director de la prisión, que recibió a la prensa más tarde de las nueve y media de la noche de ayer, cuando el incendio de la tercera galería acababa de ser apagado por tres coches-cisterna de los bomberos municipales, el motín comenzó a las tres de la tarde en la tercera galería, al ser llamados los reclusos por el mismo director, que les obligó a formar en el patio central para efectuar un recuento.

Los presos, siempre según el director de Carabanchel, se negaron a bajar al patio central, pero fueron convencidos de que se trataba de una simple rutina. Terminado este recuento, del que el director de Carabanchel dijo a EL PAÍS «que se trata de algo en cierta manera extraordinario », realizó «la misma operación» en la séptima galería, donde los presos se negaron rotundamente a bajar. El director dijo a los periodistas que «ya hace muchos años que este tipo de recuentos no son práctica normal» y aseguró haberlos mandado realizar «porque no salía el recuento» en ninguna de las dos galerías. Los reclusos de la séptima respondieron con insultos y veinte de ellos se cortaron las venas. Las fuerzas antidisturbios fueron llamadas para pacificarlos.A la vista de las fuerzas del orden en la séptima galería, los 340 presos de la tercera se hicieron fuertes en el interior de ésta, construyendo una barricada contra la puerta que separa la galería del centro, lugar de vigilancia de los funcionarios. Pegaron fuego a cuantos objetos combustibles tenían en las celdas, y desde los primeros intentos de los antidisturbios y bomberos por entrar en su interior les arrojaron diversos proyectiles. Un oficial de la Policía Armada resultó herido de un golpe de un ladrillo en el hígado.

Antes, algunos presos de la tercera y séptima galería, habían sacado pancartas a las ventanas y los gritos de amnistía y libertad se dejaron oír en las proximidades del centro penitenciario, según pudo saber EL PAÍS por numerosos vecinos de Aluche.

Dos han sido los penados hospitalizados en el Gran Hospital de Diego de León de resultas del motín. A partir de las nueve de la noche una camilla que llevaba el cuerpo de un hombre enteramente cubierto con unas mantas salía aparatosamente del interior de la prisión, mientras el retén de la Guardia Civil intentaba expulsar a los periodistas y les prohibía fotografiarle. La nota oficial del Gobierno Civil ha dicho que se trata de Miguel Angel Merlo, que sufre un golpe producido en la cabeza por una bala de goma. Fuentes cercanas a la Asociación de Ex Presos han comunicado a EL PAÍS, que, al parecer, Miguel Angel Merlo sufrió hundimiento craneal y que es difícil que continúe, cuando esta edición se cierra, con vida. En el Gran Hospital no han confirmado la noticia.

El otro preso hospitalizado, Domingo Fernández Marabet, sufre, según las mismas fuentes, un ataque de disnea producido por el abundante humo que resultó del incendio.