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Aplicado el pacto de la Moncloa al convenio de Standard

Standard Eléctrica, SA, una de las empresas más importantes por producción y censo laboral (19.000 trabajadores), acaba de resolver la renegociación de las condiciones salariales para 1978 tras el pacto de la Moncloa.

El acuerdo, que se ha logrado en breve tiempo y sin prácticamente anormalidades laborales o tensiones trabajadores-patronal, ha sido. refrendado antes de su firma por la mayoría de la plantilla, y las deliberaciones en sí, tras las posturas dialécticas lógicas en toda negociación, han sido calificadas por trabajadores y empresa de tranquilas y responsables.El concepto de masa salarial en una empresa como Standard, «que como en buena empresa americana -según la dirección- declara todo», se prestaba desde el inicio de las conversaciones bastante claro para las partes en negociación. La pretensión de los trabajadores de incluir las denominadas nóminas especiales, destinadas a los ejecutivos, en el global de incremento previo al reparto, fue el caballo de batalla de las negociaciones, y junto a ello en diversas fórmulas los temas die complementos, primas y quinquenios.

Postura inicial del jurado

La posición inicial del jurado fue la de proponer una subida lineal congelando todos los conceptos excepto quinquenios, dieta, ayuda escolar y compensación dejornada partida. De este modo se alcanzaría la cifra de unas 7.800 pesetas lineales, quedando cuarenta millones de pesetas para promociones.La oferta fue rechazada por la dirección de Standard, que no estaba dispuesta a congelar las primas porque entendía que traería consigo una baja en la productividad, y tarapoco a congelar los complementos personales de la nómina especial, así como otras percepciones de la misma, reservando para el personal excluido de convenio -183 personas- la cantidad de 256 millones de pesetas para la subida.

Las diferencias entre las propuestas de los trabajadores y la contraoferta de la empresa, considerada a nivel de percepción individual, son muy escasas dada la dimensión de la plantilla. Por ello, y tras la negativa de Standard a transferir cantidad alguna de la nómina especial a la tabla, reservarse el derecho a la distribución de los incrementos de aquélla, y el escrito de los beneficiarios de la misma oponiéndose a ser representados por el jurado, el abanico de conceptos a discutir era muy reducido.

Hubo ofertas de la empresa que oscilaron entre las 31.000 y las 31.500 pesetas para el mínimo de la tabla salarial (un aumento de unas 6.500 que representaba porcentualmente el 26 %), conjugándose con incrementos decrecientes para quinquenios y primas. El jurado, por otra parte, propuso sin éxito que se negociará un incentivo para el personal que no trabaja a prima.

En resumen, y ante esta perspectiva, al jurado sólo le quedaban dos opciones y era inútil alargar las conversaciones: el laudo o aceptar alguna de las propuestas de la patronal sin congelación de primas o quinquenios. En tal sentido los negociadores sometieron a encuesta a sus representados, aceptándose por amplia mayoría una fórmula que supone una distribución lineal del 68 % del incremento total permitido, favorece a las categorías inferiores y mantiene la relación existente entre salario y otras percepciones.

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