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España se incorpora al Parlamento Europeo

Miguel de Cervantes, Dionisio Ridruejo («que la libertad y la justicia vivan y brillen sobre mi tierra»), José Ortega y Gasset y Paul Valery fueron citados ayer por el ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, en la sede del Consejo de Europa para exaltar la libertad, el pluralismo y la visión española de Europa: este fue el tema de su discurso en el Consejo de Europa. El ministro había sido invitado excepcionalmente para celebrar la participación de los veinte diputados y senadores españoles que, por primera vez, intervienen con pleno derecho en los debates que se celebrarán hasta el próximo viernes.

El presidente del Consejo de Europa, Karl Czernetz, presentó al señor Oreja evocando alguna efemérides gloriosa de la historia española y anunciando que los años setenta serán los años de la democracia en España. En su discurso, de más de 3.000 palabras, iniciado a las cuatro y cinco de la tarde, el ministro español esbozó la Europa que prevé la política exterior española: «Una Europa no fragmentada, sino una Europa grande que camine hacia la unidad», a pesar de las diferencias ideológicas que hoy la dividen en dos sectores.El señor Oreja enumeró las «ideas muy sencillas y muy arraigadas» que pudiesen servir de base para avanzar hacia la unidad europea: defensa de los derechos del hombre, una economía social de mercado, participación de los ciudadanos en la creación política, en la cultural, en la circulación libre de las ideas y, por fin, en el pluralismo que respete la opinión contraria. Al evocar la adhesión española a las Comunidades Europeas subrayó las reglas imperiosas que deben favorecer una Europa «más amplia y profunda», reivindicando políticas agraria, de pesca y comercial; la unión económica y monetaria; una política energética, otra científica y las correspondientes en el dominio del regionalismo y de la emigración.

El ministro de Asuntos Exteriores señaló que frente a quienes creen que la idea de Europa es una vaga esperanza o una quimera inútil y a los que consideran que se ha convertido en la Europa de lo cotidiano, «nosotros no hemos perdido aún el gusto de la aventura». Pasa a la página 13

"España condena la falta de respeto a las libertades elementales"

(Viene de la página primera)

Añadió que, para la construcción de Europa, nuestro país parte de la aspiración a un modelo de sociedad basado en la afirmación y en la defensa de los derechos y libertades fundamentales de la persona humana; la fidelidad a una economía social de mercado que ofrezca niveles de justicia en la retribución y en la distribución; la libre participación de los ciudadanos en la creación cultural, en la decisión política, y en la comunicación de ideas.

El señor Oreja insistió en que las ideas que acababa de expresar eran compartidas por todos los países representados en el Consejo de Europa, si bien «las diferencias son luego profundas al precisar el modelo concreto que quieren de la Europa interdependiente». «España -dijo-, ha optado por solicitar su adhesión a las Comunidades Europeas», y se manifestó consciente de las dificultades de llegar a un interés económico común, así como de las complejidades de una ampliación de la CEE.

El señor Oreja terminó su discurso saludando a todos los parlamentarios europeos, a quienes ofreció su afecto y solidaridad «en nombre de nuestro pueblo, como representante del Gobierno, del partido de la mayoría y de los partidos de, la Oposición».

Aplausos y protestas para el señor Oreja

Tras su intervención, los 168 parlamentarios de los veinte países que actualmente, con la integración española, componen la Asamblea Parlamentaria Europea (a España le corresponden doce escaños) pudieron interrogar al señor Oreja que, airosamente, respondiendo a cada cual en su idioma, dio explicaciones sobre los derechos humanos, Gibraltar, el ingreso de España en la OTAN, las relaciones franco-portuguesas y Chile.

Varios parlamentarios interrogaron repetidamente al ministro sobre las razones que habían impedido a España no votar la reciente resolución de la ONU que condenó la transgresión de los derechos del hombre en Chile: «España condena a cualquier país del mundo en donde no se respeten las libertades elementales, pero la resolución de la ONU es selectiva y no universal», explicó el señor Oreja, que, en dos ocasiones, fue objeto de aplausos y de protestas al terminar sus exposiciones sobre la cuestión chilena.

En una rueda de prensa ante periodistas españoles y extranjeros reiteró que «no existen cláusulas secretas en los acuerdos concluidos con Mauritania y Marruecos sobre el Sahara Occidental»; que el contencioso gibraltareño, con Gran Bretaña, «se reanudará en febrero o marzo, pero no aquí, hoy, como se ha dicho», y que el presidente Suárez no vendrá a Estrasburgo para asistir a esta sesión de los parlamentarios europeos.

«A este momento más del proceso de democratización española», según calificó el señor Oreja el. acto, fueron invitados por el departamento de prensa del Consejo de Europa un grupo de periodistas españoles y tres representantes del Grande Oriente Español, al frente del gran maestre, Jaime F. Gil de Terradillos.

Seguirán los debates en el hemiciclo y abordarán la cuestión de más actualidad para la masonería española, la única de todos los países pertenecientes al Consejo de Europa que no está aún legalizada en su país.

A lo largo de las sesiones comenzadas ayer, la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa discutirá los temas siguientes: evasión y fraude fiscal; protección de especies salvajes (con la intervención de la vedette francesa Brigitte Bardot); peligros contra la libertad de la prensa y la televisión; derechos del hombre; prisioneros políticos en Chile y el problema de la detentación de armas de fuego por particulares. El señor Oreja regresó anoche a Madrid satisfecho de su jornada europea.

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