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Soares efectuó importantes concesiones a la derecha portuguesa

El acuerdo firmado el jueves entre socialistas y democristianos, para servir de base al segundo Gobierno Soares, consta de tres documentos: el acuerdo interpartidario propiamente dicho, un plan de estabilización para 1978 y un plan de desarrollo a medio plazo (78-84).El primero se dedica a justificar el entendimiento alcanzado, en base a los puntos que los dos partidos reconocen tener en común: defensa de la democracia pluralista, integración europea, definición de un sistema económico de libre concurrencia entre el sector público y privado, con reconocimiento del papel fundamental del segundo, para el desarrollo.

El Partido Demócrata Cristiano, que reconoce la necesidad de las negociaciones con el FMI y de las grandes líneas del plan de estabilización definido por el anterior equipo económico, obtiene concesiones en áreas por él consideradas fundamentales: educación (reconocimiento y apoyo estatal a la enseñanza privada), información (estímulo a la prensa privada y reparto de la prensa estatal, radio y televisión) y control de la Administración pública y del sector productivo estatalizado.

El sistema imaginado para asociar los democristianos a un ejecutivo, del que los socialistas continuarán asumiendo públicamente lo esencial de la responsabilidad, es una compleja tutela: «La designación de los ministros es de la exclusiva responsabilidad del primer ministro, quien dirige, coordina y orienta la acción del Gobierno», pero el primer ministro tendrá reuniones regulares con el presidente del CDS, y cada ministro con los «portavoces del CDS en las áreas respectivas».

En comparación con este contrato leonino a nivel del poder político, las concesiones económicas pueden parecer moderadas en sus efectos inmediatos. El plan de estabilización ideado por Sousa Gomes es aceptado: reducción del déficit comercial, restricciones a las importaciones y al crédito, austeridad presupuestaria, medidas para limitar al 20% la inflación y los aumentos de salarios, contención del paro a sus niveles actuales, prioridad a las inversiones en los sectores agropecuario y pesquero. Queda así -despejado el camino para la conclusión del acuerdo con el FMI y la concesión de los préstamos de EEUU y RFA (650 millones de dólares).

El plan de desarrollo 1978-84 crea las condiciones para el resurgir, y en muchos aspectos el nacimiento, del capitalismo privado. Este recibe una enorme inyección de dinero: las indemnizaciones por expropiación tendrán que ser reglamentadas y fijadas hasta el 30 de junio. Su aplicación será canalizada hacia la inversión, creándose un auténtico sector bancario privado (toda la banca está actualmente nacionalizada), disfrazado bajo el nombre de «sociedades de inversiones».

La competencia «desleal» de las empresas públicas queda eliminada obligando a éstas a alcanzar su equilibrio financiero mediante el reajuste de sus precios y aumento de la productividad.

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