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El PC italiano pide una "alternativa de izquierda", pero los partidos menores se oponen

El presidente de la República italiana, Giovanni Leone, prosigue con rapidez su ritual ronda de consultas con los «padres de la República». Ayer recibió al ex primer ministro Mariano Rumor y a las delegaciones de los seis partidos políticos que sostenían al Gobierno Andreotti: comunistas, socialistas, republicanos, socialdemocráticos, democristianos y liberales. Poco antes, los comunistas reclamaron una «alternativa de izquierda», con la Democracia Cristiana en la oposición y el Partido Comunista en el poder, pero los partidos menores, Socialista, Republicano y Liberal, se pronunciaron en contra del proyecto.

De la Democracia Cristiana ha llegado ya la indicación oficial de que el candidato para el nuevo Gobierno es el mismo Andreotti, y que por ahora no se sobrepasará el acuerdo de julio entre los partidos de la abstención o «no-desconfianza». Pese a que la Democracia Cristiana recobra su unidad como por encanto, a la hora de la verdad, según sondeos de opinión, un 64,4% de sus diputados se opondrían a toda costa a anticipar las elecciones, mientras el 18,5% estaría dispuesto a aceptar a los comunistas en una mayoría de Gobierno. El presidente de la Fiat, el senador democristiano Umberto Agnelli, defendió en una conferencia sobre las perspectivas de la democracia, organizada por la Democracia Cristiana de Florencia, que es preferible anticipar las elecciones a desenganchar a Italia de Occidente.

El PC sugiere que la DC pase a la oposición

En esta clarificación de posiciones y de preparativos no le va en zaga a la DC el Partido Comunista, que, en el fondo, es la manzana de la discordia. Los comunistas estarían dispuestos, según declararon ayer, a gobernar con socialistas, republicanos y socialdemocráticos, que juntos representan el 50,59% del electorado, antes de recurrir a las elecciones. Esta propuesta de «alternativa de izquierda» la sugirió hace tiempo el Partido Socialista, y más que un plan realizable pareció en su momento una maniobra del Partido Socialista para defenderse del chantaje de la Democracia Cristiana, al amenazar con anticipar las elecciones, echando la culpa de todo a la izquierda. De todas formas, los socialistas, liberales y republicanos anunciaron ayer que se oponen a que la DC pase a la oposición.

Los comunistas no cambian por eso su táctica de «compromiso histórico», pero se muestran sensibles al malestar que reina en la base de su partido y, sobre todo, en los sindicatos. La indicación viene, incluso, de la asamblea de secretarios regionales que se celebró ayer con la presencia de Berlinguer, quien no pronunció una sola palabra. Los comunistas siguen insistiendo en un Gobierno de emergencia y proyectan celebrar su 57 aniversario el próximo 21 de enero en Livorno, con discursos fervorosos y con promesas de un futuro mejor para la clase obrera, que paga las consecuencias inmediatas de la crisis.

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En medio de los dos grandes, los pequeños callan o dejan oír su voz por cuestiones de principio y subsistencia más que por el peso real que tengan en la contienda: los socialdemócratas ven de buena gana que los comunistas se hayan pronunciado contra las elecciones anticipadas, y los liberales siguen clamando para que la crisis del Gobierno de Andreotti sea aclarada en el Parlamento.

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