Campaña injusta en RTVE
Hay pocas dudas de que RTVE merece todos los adjetivos que le han dedicado en el «Editorial que nunca existió», como los ha merecido durante los pasados veinte años y como, de una forma u otra, los seguirá mereciendo en los próximos veinte. Mientras no se dé vía libre a las líneas privadas de televisión y a la competencia televisiva, la RTVE será cara, monopolística, triste, oficial.... Ahora bien, lo que parece injusto es que se quiera cargar al Gobierno, y especialmente al señor Suárez, con todo el follón televisivo, y no porque no esté en su mano hacer mucho por evitarlo, sino porque todavía estamos en los primeros meses de la democracia y del Gobierno, y no se puede enmendar de golpe lo que lleva mal desde hace veinte años, y Forque su artículo parece indicar que cualquier dictadura pasada fue mejor, y que el constructor material de la democracia en España es el culpable, desde sus tiempos; de director de la cosa, de la televisión actual. Más seriedad y menos rabieta, que no hay mal que cien años dure.
Es igualmente injusta la campaña que se viene haciendo del apoyo que RTVE, presta al presidente, al Gobierno y a la UCID. Injusta, porque es lógico que una televisión oficial apoye, al fin y al cabo, al Gobierno, que es representativo de la opinión mayoritaria del país, y porque ningún Gobierno podría gobernar teniendo en contra a la televisión de su país, seamos sinceros.
Cuando dentro de poco tiempo, lo más probable, el PSOE llegue a gobernar, se pegará igualmente como una lapa a la televisión oficial, y o más seguro es que el señor González la saque mucho más provecho que el actual presidente, pues, actualmente, en su calidad de líder de la Oposición, ha hablado ya en muchísimas más ocasiones ante las cámaras que el señor Suárez. Apenas hay un acto del PSOE en que no salga el señor González haciendo declaraciones en alguno de los telediarios, cosa que me parece perfecta, por otra parte. Lo único a desear es que tengan más suerte con los realizadores, programadores, directores, técnicos y actores, para que mejoren la calidad, que son los que pueden y deben hacerlo, y no los políticos, y también que en lugar de tanta publicidad nos pongan a los ciudadanos un nuevo impuesto para financiar el cotarro; por muy de izquierdas que se sea, tampoco se pueden esperar otros milagros.
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