Carter, excesivamente optimista
«El elogio a la democracia pronunciado el miércoles pasado por el presidente de Estados Unidos no parece estar a la altura de lo que de él se había esperado. El texto, a pesar de estar lleno de buena voluntad, peca de excesivo optimismo.Defender los principios de mocráticos que prevalecen en Occidente es una cosa; hacer de ellos una panacea, un remedio milagroso, es otra. Carter ha minimizado dos cosas: las crisis económicasy sociales que afectan a las democracias occidentales y el papel preponderante que Estados Unidos juega en el mundo.
... Escuchando a Carter podría parecer que el presidente cree en una armonía natural de los intereses nacionales y que sería posible reestablecerla por arte de magia. La realidad es desgraciadamente bien diferente: las democracias industriales se enfrentan duramente entre ellas por cuestiones económicas y comerciales y plantea numerosas dudas el que el establecimiento de un nuevo orden económico mundial, en contra de lo afirmado por el presidente, lleve consigo una mayor prosperidad para las naciones concernidas.
Las buenas intenciones no bastan.
¿Qué conclusión extraer? ¿Demasiado idealismo o demasiado realismo? Una sola cosa es segura: los términos de este discurso sólo podrán ser juzgados a la luz de los actos que se lleven, o no, a cabo en un futuro.»
6 enero
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