Cavani: un enfoque erótico de la vida de Nietzsche
La película fue estrenada en París porque se temía que fuese prohibida en Italia. En París se convirtió en un escándalo. L'Express escribió: «La Cavani ha tocado el sexo de Nietzsche y será castigada», y añade que la interpretación que la realizadora ofrece del filósofo alemán ofende el código de la cultura. Le Point señala que «es una película en la cual los héroes se pasan el tiempo copulando», pero lo cierto es que la prensa con más prestigio exaltó esta nueva película de la Cavani, realizada tras el famoso Portero de noche. Le Monde escribió: «Es una película desconcertante, moderna y actual», y el gran sicoanalista Feliz Guattari comentó que «despierta la felicidad de los juegos de los niños».«Esta película -declara su directora- es el fruto de cuatro años de trabajos ininterrumpidos. He conseguido hacer una película que sin grandes actores alcanzara trescientos millones de pesetas de presupuesto, algo que ni el pobre Visconti consiguió en su vida.»
En Francia la crítica comentó, a modo de resumen, que «esa mujer -por usted- tendrá que curarse». Sin embargo, los sicólogos dicen que «es imposible hacer una obra como la suya sin haber sido sicoanalizada. ¿Está de acuerdo?»
«Mis películas funcionan como aguijón que despierta las fantasías de la gente. Muchos ven fantasmas que en realidad no existen. Circulan por el mundo películas mil veces más eróticas que las mías. Quizá he sido capaz de dar expresión a fantasmas reprimidos en el inconsciente del espectador. Si se sienten tan turbados quiere decir que son ellos los que necesitan curarse.»
Sobre la posibilidad de que Más allá del bien y del mal tuviera significaciones terapéuticas, la realizadora señala que «toda obra de arte que hace pensar tiene una función terapéutica porque obliga a desempolvar miedos escondidos en el alma».
Católicos y marxistas han intentado acapararla hacia sus esferas de influencia. No obstante, ahora todos la temen un poco.
«Me da miedo una época en la que para poderse fiar de una persona es necesario saber si es creyente o marxista o cualquier cosa en vez de juzgarla por lo que produce, que puede ser bello, escandaloso, divertido o doloroso. Lo cierto es que nunca me adscribí a ningún partido político. Los partidos son instrumentos, no fe, y yo creo que el artista, como el peniodista, debe ser independiente: fotografiar las cosas y los sentimientos. Mi única fe es la vida. Me gusta vivir, en el bien y en el mal. »
«Creo que el feminismo -añade la realizadora- es inevitable como lo es el que uno mate por hambre: Puedo no coincidir con ciertos radicalismos, pero comprendo que es imposible en un movimiento de liberación no caer en algunos momentos en el ridículo. Por mi parte, pienso que una lucha hecha excluyendo a los demás es una guerra perdida. Pienso que la lucha de las mujeres sólas es un error porque cuando las mujeres hablaban de sexo reprimido no se dan cuenta de que la causa está en la represión sexual mental de los hombres. Me parece una lucha poco científica: hay que dar la batalla juntos, hombres y mujeres, para elevar la calidad de la vida. »
Liliana Cavani definió su filme como «una película de la libertad», concepto que explica con mayor extensión en su siguiente respuesta: «Es la libertad de Nietzsche de decir sí a la vida. Puede parecer poco, pero decir sí a la felicidad es una gran conquista. Para decir sí a la felicidad el filósofo alemán tuvo que decir no a la vida que le habían organizado la familia y los buenos profesores. En cierto momento dijo: "Que os vaya bien", y se marchó por los senderos del mundo como caminante original y un poco loco, a la búsqueda de la vida. »
La conversación se enmarca en temas más generales, como el de la familia, sobre la que opina la realizadora que «en ocasiones he pensado que era una institución hermosa, sobre todo en períodos navideños, pero viviendo después momentos de gran calor familiar (generalmente con mis amigos) he pensado que la no-soledad es sólo, un problema de cómo se viven las relaciones, no de la familia como tal, en la que, naturalmente, puede existir una soledad sin nombre».
«La institución familiar -añade- tiene siempre más miedo al sexo que a la violencia, porque siempre se ha servido de esa violencia. La conoce muy bien y la usa. La violencia es de casa. El sexo, no. Lo conoce poco porque ha estado siempre fuera de la vida y porque si la gente se decide a ser feliz será difícil manejarla. »
Sobre la hipotética crisis del cine europeo señala que «existe un complot contra el cine, al igual que en los países del Este, porque es más fácil controlar la televisión y los periódicos. El cine es siempre una válvula de ideas libres. Se tiene miedo del cine y se intenta amordazarlo o efiminarlo. Está sucediendo en Francia, en Alemania y ahora empieza en Italia. Espero que no suceda en España. Piense que en la mayoría de los países socialistas sólo se producen diez o doce películas al año, y todas ellas bajo un férreo control administrativo».
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.