UCD consiguió evitar el choque con los socialistas

Unión de Centro Democrático (UCD) dio un giro de 180 grados a sus posiciones anteriores, en relación con el Pleno del Congreso de Diputados iniciado ayer, en lo que se refiere al controvertido tema del tratamiento de los sucesos de Málaga y Tenerife. Contra todo pronóstico, UCD aceptó la propuesta socialista de alteración del orden del día para dar prioridad, tras las cuestiones presupuestarias, a la constitución de una comisión de encuesta sobre los sucesos aludidos. La propuesta fue aprobada prácticamente por unanimidad al comienzo de la sesión.En medios parlamentarios solventes se atribula esta decisión de UCD a la «cumbre» del partido gubernamental, Adolfo Suárez, capaz de convertir en éxitos las coyunturas más difíciles, sin introducir, en cambio, modificaciones sustanciales en sus objetivos iniciales.

En efecto, la posición inicial de UCD en la junta de portavoces del lunes, 12 de diciembre, fue la de suavizar el tratamiento parlamentario del tema de orden público, derivado de la muerte en Málaga de un joven comunista, tras una manifestación en favor de la auto ,nomía andaluza. Ese objetivo per manece intacto.

Sin embargo, la actitud desafortunada de UCD en la reunión de la Junta de Portavoces del lunes último -que dio lugar a la expulsión de los miembros de la mesa del Congreso presentes- fue superada en el Pleno con gran habilidad. La expectación que se había creado en tomo a la actitud del PSOE de solicitar prioridad para los incidentes de Málaga y Tenerife resultó frustrada, y desmantelado el intento socialista, por un procedimiento made in Suárez: decir que sí a lo que se plantea como problemático. La petición del socialista tinerfeño Luis Fajardo fue contestada con el práctico asentimiento, en nombre de UCD, de Rafael Arias Salgado, arropado después por las palabras del comunista Tomás García, el catalán José Verde, el mixto Raúl Morodo y el vasco Xavier Arzallus.

La obtención de este nuevo consenso parlamentario fue lograda a últimas horas de la noche del miércoles, y antes de iniciarse el Pleno de ayer -comenzó con media hora de retraso- el presidente del Congreso, Fernando Álvarez de Miranda, conversó, en el propio hemiciclo, con Alfonso Guerra, Gregorio Peces-Barba y Rafael Arias Salgado, entre otros, en medio de sonrisas que preconizaban el pacto, y su puesta en escena estuvo cuidada hasta en los últimos detalles. Los diputados hablaron desde sus escaños, sin micrófonos, con lo que las alusiones parlamentarias a la importancia política de los, sucesos de Málaga y Tenerife quedaron suavizadas, desvaídas y prácticamente inaudibles, al menos desde la tribuna de prensa. Al fin y al cabo, los muertos ya estaban enterrados.

El Congreso de Diputados volvió por sus fueros de la defensa unánime de la democracia, como en los pactos de la Moncloa, y nadie osó mancillar el idilio, ni siquiera el segundo de los partidos del Congreso. Resultaba lógico, por otra parte, aceptar, incluso desde el Gobierno, que los sucesos de Málaga y Tenerife debían tener prioridad parlamentarla sobretemas de menor calado político -el de la exportación de los pepinos fue retirado en último extremo por quien lo proponía, el ucedista Francisco Soler-, e incluso sobre cuestiones más de recibo.

Control de UCD

Ahora bien, ¿qué va a pasar con el punto considerado preferente de la constitución de una comisión de encuesta sobre los sucesos de Málaga y Tenerife? De nuevo, el tema sigue controlándolo UCD, aunque ahora, gracias a la colaboración del partido aspirante al poder -el PSOE-, con mejor imagen gubernamental. En todo caso, queda en pie la habilidad gubernamental para neutralizar en el último momento; los conflictos parlamentarios. Adolfo Suárez y Rodolfo Martín Villa -vestidos ayer con atuendos similares, con combinación de azules- parecen haber decidido que no habrá más casos Blanco. Y, por lo que parece, lo decidieron con éxito. Chapeau.